El gobierno de Estados Unidos dio a conocer el martes una «estrategia nacional» para combatir el terrorismo interno, una de las prioridades del presidente Joe Biden después de varios ataques racistas en los últimos años y el asalto al Congreso en enero.
Los extremistas violentos «son una gran amenaza para el país en 2021», dijo un alto funcionario de la administración a los periodistas bajo anonimato.
Las dos amenazas más «mortales», especificó, son los partidarios del supremacismo blanco y los miembros de las milicias antigubernamentales.
Pero este plan es «ideológicamente neutral» y aborda todas las formas de terrorismo, agregó.
El plan se articula en cuatro pilares, que plantean orientaciones amplias más que medidas concretas, con objetivos de «prevención, interrupción y disuasión», preservando las libertades individuales.
En primer lugar, la administración Biden quiere mejorar el intercambio de información a nivel federal y local sobre grupos extremistas o militantes.
El Departamento de Justicia y la policía federal (FBI) han diseñado para ello un nuevo sistema nacional para denunciar y registrar casos relacionados con el terrorismo.
El gobierno también quiere reducir el reclutamiento de extremistas violentos y los llamados a la violencia en colaboración con las grandes plataformas tecnológicas y redes sociales.
Estados Unidos anunció en mayo que se sumaba al Christchurch Appeal, un movimiento internacional contra la difusión en línea de contenido extremista, al que Donald Trump se había negado a unirse.
El tercer objetivo del gobierno es mejorar el sistema de enjuiciamiento de los extremistas mediante la contratación de analistas, investigadores y fiscales adicionales.
Además, se asegurará de que la policía o el ejército no incorporen a sus filas a militantes extremistas.
El cuarto eje consiste en la lucha contra «los contribuyentes de largo plazo» al terrorismo, que son «las desigualdades económicas, los que se sienten excluidos de la economía del siglo XXI, el racismo estructural y la proliferación de armas», explicó el alto funcionario.
Biden prometió en su discurso de investidura el 20 de enero que el país «derrotará (…) el extremismo político, la supremacía blanca y el terrorismo interno», luego de varios atentados mortales motivados por el racismo o el antisemitismo en los últimos años.
En marzo, el jefe del FBI, Christopher Wray, dijo al Congreso que el número de investigaciones federales sobre «terrorismo doméstico» se había duplicado de 1.000 a 2.000 desde que asumió el cargo en 2017.
El país quedó conmocionado por el asalto en enero al Capitolio por parte de partidarios de Trump. Casi 500 personas han sido arrestadas por su participación en diversos grados, según el FBI.