Venezuela se vuelve a casa con la frente alta, después del brote de covid-19 que sufrió antes del inicio de la Copa América-2021, que la hizo jugar diezmada y quedar eliminada en la primera ronda, tras dos empates y dos derrotas.
La derrota 1-0 ante el combinado inca el domingo en la última fecha del Grupo B, la ubicó última con 2 puntos, por detrás de Ecuador (3), que sumó en el empate contra el líder Brasil (10), y distante de Perú (7) y Colombia (4).
Así, Venezuela regresa a casa en una instancia anterior a la alcanzada en la Copa América de 2019, también jugada en Brasil, cuando avanzó a cuartos de final.
Sin grandes hazañas en sus participaciones en Copa América, con apenas un cuarto lugar en Argentina-2011 como su mejor performance histórica, la Vinotinto tuvo esta vez sobrados contratiempos que condicionaron su desempeño.
Las limitaciones comenzaron antes de abordar el avión: su capitán, Tomás Rincón, acusó un malestar que se confirmó como covid-19. En las horas siguientes, el contagio se volvió masivo en el plantel y descartó a otros tantos referentes, que sumaron más de una docena de bajas junto a varios lesionados.
Venezuela sufrió lo que todos los equipos temían en esta Copa disputada en medio de la pandemia. Y por si fuera poco, le tocó cuando debía inaugurar el certamen ante el impiadoso anfitrión.
Diezmada y con debutantes, Venezuela se propuso entonces «dignificar» a la Vinotinto en partidos donde consiguió más de lo que esperaba. A fuerza de corazón, se volvió un rival capaz de «complicar a cualquiera», según definió el técnico de Perú, Ricardo Gareca. Pero la intención no alcanzó para clasificar.
«Tenía ilusión de que con el equipo (en condición) normal, pudiéramos pelear por algo importante para nosotros en esta Copa América«, lamentó José Peseiro. El seleccionador de Venezuela destacó cada vez que estuvo frente a un micrófono el componente humano de su equipo, ante las capacidades reducidas en lo futbolístico.
– Regresos tardíos –
El recorrido de los caribeños en esta Copa América tuvo una derrota incontenible en el debut, por 3-0 contra Brasil, y otra 1-0 frente a Perú el domingo en la despedida. Lo que ocurrió en el medio habilitó la ilusión de la Vinotinto, que apenas pudo recuperar algunos soldados para la batalla final.
El primero de sus dos puntos fue el festejado 0-0 contra Colombia, gracias a la lucidez de su arquero Wuilker Fariñez. El subcampeón del mundo Sub-20 en Corea del Sur 2017 se ubicó entre los mejores puntajes de esta Copa, encabezados por el portero Carlos Lampe de Bolivia, eliminada en el Grupo A.
El otro cotejo en el que Venezuela consiguió sumar fue contra Ecuador, una paridad con sabor a victoria obtenida con un gol en tiempo de descuento.
Diezmada, Venezuela salió siempre a defenderse, aunque dispuesta a intentarlo.
Así llegaba a medirse con Perú en Brasilia, consciente de que tenía que hacer «un partidazo» para clasificar. Al fin tenía una a favor: el entrenador pudo elegir entre más hombres, e incluso mandó a casa a 11 de los 15 refuerzos que había llamado de urgencia.
Incluyó en la oncena a figuras como el agresivo Jefferson Savarino y a Roberto Rosales, devenido capitán. Y les dio minutos a Rómulo Otero y Yeferson Soteldo cuando estuvo en desventaja.
El pitazo final marcó el cierre de un torneo peculiar para una Venezuela que encaró la adversidad de frente, pero cuyo coraje solo le permitió «dignificar» a la Vinotinto.
El objetivo posible quedó cumplido, se consoló Peseiro.