La Fundación «Juntos se Puede» realizó un recorrido por la Ruta del Sur, la cual está integrada por 475 km de los departamentos Nariño, Valle del Cauca y Cauca. Este camino lo recorren venezolanos al ingresar a Colombia, principalmente por Cúcuta en el Departamento Norte de Santander, cuyo destino es Ecuador.
Los caminantes que la transitan enfrentan múltiples adversidades, entre las que se encuentran temperaturas extremas que van desde 3° a 33°, además de caminar por estrechas carreteras que atraviesan altas montañas y llanos extensos.
Sumado a los retos del clima y el territorio, también es evidente la presencia de grupos armados que practican reclutamiento forzado para sumar personal a los cultivos ilícitos que persisten en esta zona de Colombia.
Frente a esto la presidenta de la fundación «Juntos se Puede», Ana Karina García, aseguró “hay un contexto importante que recordar, ésta es una zona de Colombia donde históricamente se ha practicado el reclutamiento forzado y trata de personas, crímenes de los cuales han sido victimas algunos caminantes”
Asimismo, hay registro de algunos casos en donde los migrantes que transitan esta ruta sufren el fenómeno de la doble victimización, ya que no solo se ven obligados a salir de Venezuela, sino que además se convierten en desplazados internos por los efectos del conflicto armado que aún persiste en Colombia.
García además aseveró “tenemos también la problemática que depende de la población migrante y es que salen de Venezuela con una moneda devaluada y no les alcanza para terminar el recorrido en transporte y, comienzan a caminar por las peligrosas carreteras de la ruta del sur del país”.
Pese a que esta ruta es sumamente transitada ya que conduce a los caminantes hasta Rumichaca, frontera con Ecuador, solo hay dos puntos de atención a los migrantes forzados. El primero está ubicado en el municipio Palmira en el departamento Del Valle del Cauca y, el segundo, está en el municipio Ipiales en el departamento del Nariño, aquí le ofrecen a los migrantes atención médica primaria, alimentación, hidratación e información geográfica de interés para continuar el camino.
Poca Integración entre actores
Aunque los gobiernos locales, la sociedad civil, las organizaciones multilaterales y las implementadoras, están avocadas en apoyar a los caminantes de esta ruta, el esfuerzo se diluye, ya que se requiere una articulación constante y efectiva entre estas instituciones y este escenario no existe.
Aunque no hay una articulación entre las instituciones, es necesario reconocer el importante trabajo que constantemente realizan organizaciones pertenecientes a la iglesia católica y ONG locales, el cual tendría un mayor impacto si se realizará en forma articulada.
Durante estos días de investigación, la Fundación «Juntos se Puede» ofreció a los miembros de las Alcaldías de Cali y de Popaya, la posibilidad de crear escenarios para la formación de los funcionarios de estas instituciones con respecto a la atención no solo de los caminantes, sino también a todos los venezolanos que se encuentran en estas ciudades.
“Como fundación nos pusimos a la orden tanto con la Alcaldía de Cali como la Alcaldía de Popaya para crear una jornada de formación a funcionarios de estas instituciones en cuanto al tema migratorio“ aseguró la presidenta de la Fundación «Junto se Puede».
Asimismo, la Fundación «Juntos se Puede» propuso apoyar a miembros de las ONG locales en el fortalecimiento de sus capacidades para atender a los venezolanos que recorran esta ruta y, sumar esfuerzos en la cooperación internacional para lograr alianzas muchos más sólidas en beneficio de los migrantes forzados.
Luego de este recorrido, la Fundación «Juntos se Puede» publicará un informe donde expondrá la cohesión y cooperación social de los actores presentes en la ruta del Sur, a fin de visibilizar las prácticas positivas y hacer las recomendaciones que considere pertinentes con la intención de que este documento llegue a distintos escenarios para optimizar la atención a los migrantes forzados.