«¡Disparen a los edificios!, ¡Nosotros somos el hampa!»: arrinconada en el último cuarto de su casa, María escucha aterrada a un grupo de delincuentes fuertemente armados que llevan horas disparando desde lo alto del cerro en una barriada de Caracas.
Un nuevo enfrentamiento entre policías y bandas criminales se registra en la capital venezolana desde el miércoles, con una decena de muertos, entre transeúntes, bandidos y un policía, según medios locales.
Tras varias horas de terror, las autoridades anunciaron este jueves un nuevo «despliegue» de seguridad, que incluyó el cierre de varias vías de la capital. Y recomendaron a la población «resguardarse».
Uniformados con vehículos blindados se apostaron desde temprano en calles desiertas de El Paraíso, una zona de clase media en el oeste de Caracas, contigua a la barriada de la Cota 905, donde operan violentas bandas que por meses han protagonizado balaceras contra las fuerzas del orden.
Los enfrentamientos continuaban entrada la noche en esa y otras zonas del oeste de Caracas alcanzadas por la violencia sembrada por estas organizaciones delictivas, que el gobierno vincula con un presunto complot para «desestabilizar» al presidente Nicolás Maduro.
«Esto se nos ha salido de las manos», dice a la AFP bajo reserva un funcionario policial, resguardado en El Paraíso, donde está ubicada la comandancia general de la Guardia Nacional, cuerpo castrense a cargo del orden público.
Los delincuentes «tienen armas modernas», sostiene otro agente, que dice estar esperando la «luz verde» para «limpiar todo esto de una vez».
Testigos sostienen que a las armas de alto calibre se suman granadas, balas trazadoras, además de drones con los que las bandas pueden tener una amplia visual de las zonas que controlan. «Ellos pueden verlo todo desde arriba», asegura un vecino de la zona.
En el país no hay cifras oficiales sobre violencia en general, y mucho menos de las muertes dejadas por estos enfrentamientos.
Venezuela registró 12.000 fallecidos en hechos violentos en 2020 según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), una tasa de 45,6 por cada 100.000 habitantes, siete veces mayor a la media mundial.
– «Estamos encerrados» –
«Están disparando para los apartamentos», cuenta a la AFP María, como pidió llamarse por temor a las represalias de estas bandas armadas que operan en la Cota 905, una zona montañosa donde pueden verse pequeñas murallas construidas con sacos de arena, semejantes a las empleadas en conflictos armados.
De hecho, para María es común ver a jóvenes armados cerca de su casa. «Los veo a diario… ellos pasan a cada rato con armas largas por la calle», relata mientras el estruendo de las balas penetra su calma.
«Eso suena demasiado feo, se calma un ratico y de repente empieza la ‘plomamentazón’, detonaciones fuertes, aquí estamos encerrados en el cuarto, no hemos podido ver a nuestros familiares que viven en la parte de arriba», cuenta asustada mientras intenta calmar a su pequeño sobrino.
Con claridad, escucha las indicaciones que se gritan entre sí los «malandros» -como se dice popularmente a los delincuentes- mientras apuntan hacia los agentes de seguridad desplegados para contenerlos. Se refieren a los uniformados como «brujas».
«¡Brujas, brujas!, voy a lanzar las bombas, causa [compañero], vamos a lanzar las bombas pa’ bajo», se escucha en un audio que María logró grabar con su celular.
Tal es el pánico, que María y su familia piensan refugiarse en casa de un familiar a las afueras de Caracas tan pronto como se calme esta situación que impide a muchos salir o volver a sus casas. «Por el momento es imposible movernos», dice.
En junio, las balaceras dejaron al menos tres muertos, incluida una enfermera alcanzada por una bala perdida mientras surtía gasolina.
Ante estas arremetidas delictivas, que se han recrudecido desde diciembre de 2020, la ministra de Interior y Justicia, Carmen Meléndez, se refirió en esa oportunidad a una «operación impecable» con más de 1.400 funcionarios que dejó 38 detenidos.
Este jueves la funcionaria informó «el despliegue de un nuevo operativo de protección y resguardo» a los habitantes de cinco amplios sectores de Caracas afectados por la criminalidad desatada. Su despacho anunció una recompensa por información que lleve a la captura de tres líderes de la principal banda de Caracas: 500.000 dólares por cada uno, incluido el mediático «Koki».
«Tengo miedo todas las mañanas, porque no sabes si vas a llegar» viva, dice Deny Rodríguez, una analista de 44 años cuando volvía de su trabajo. Como otros centenares de personas, pasa al lado del cuerpo de un hombre asesinado el día anterior y que 24 horas después aún no era retirado por las autoridades.