Este 27 de febrero se cumplieron 30 años del Caracazo, hecho que identifica una de las olas de protestas de mayor relevancia en la historia del país, cuando la ciudadanía salió a las calles en rechazo a las políticas económicas implementadas por el segundo mandato del entonces presidente, Carlos Andrés Pérez.
Los disturbios se caracterizaron por robos a establecimientos, luego que se produjeron manifestaciones en la ciudad Guarenas, después de la decisión del gobierno de Pérez de tomar medidas económicas como: aumento inicial de las tarifas del transporte público, liberación de los precios de todos los productos, incremento en las tarifas de servicios públicos, teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico entre otras, las cuales estuvieron fundamentadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Medidas que no distantes a la Venezuela actual, e incluso a mayor escala, a consecuencia de la hiperinflación.
Algunos expertos consideran que actualmente existen ciertas similitudes en el ámbito social, al otrora de 1989, año en el cual el venezolano salió a las calles por considerar que dichas medidas económicas estaban afectando su calidad de vida.
Hoy, tras 30 años, un sector de la ciudadanía protesta por no llegarle la caja de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), porque los anaqueles de las cadenas de mercados están vacíos.
Para el sociólogo y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), Ramón Piñango, la actual crisis económica puede producir situaciones de orden público a nivel regional similares a las de 1989.
Consideró que “lo que estamos viendo es un estado de creciente anarquía”, al referirse a los robos que se producen contra gandolas y establecimientos y las frecuentes protestas por falla en el servicio eléctrico y de agua.
“Por ende la situación es muchísimo más grave que en 1989 que puede llevar a la población a exigir el orden. Además cada situaciones novedosas generan un sensación de desasosiego”, alertó.
Venezuela en la actualidad está viviendo la peor crisis de su historia contemporánea, con la escasez de alimentos y medicinas, hiperinflación, inseguridad personal, y una masiva migración de venezolanos que buscan escapar de lo que ha sido calificado como una crisis humanitaria por parte de ONGs y la comunidad internacional.
“Esto se debe al estado de necesidad de la gente. Todos los días vemos personas que está pasando hambre, quienes tienen que buscar la forma de cómo alimentarse, por lo que creo que viene momentos más difíciles de lo que estamos viviendo”, consideró Piñango.
Una marcada diferencia con 1989 es que para dicha fatídica fecha en la historia contemporánea de Venezuela, la economía no estaba tan resquebrajada y el talento humano no emigró a otras latitudes.
Repetirse la historia
Óscar Meza, director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, Cendas-FMV, manifestó que están dadas las condiciones para que se repita una situación similar a la vivida en febrero del 89.
Manifestó que actualmente, en un contexto diferente a la Caracas del 89, donde no existían redes sociales ni celulares, canales de televisión y portales dedicados exclusivamente a la actividad informativa, se pueden visualizar las mismas causas, más otras, de lo que podría significar un nuevo estallido social.
Las mismas fueron enumeradas en el programa La fuerza es la unión, transmitido por RCR:
1) Pobreza de la población, con un precedente como la devaluación de 1983.
2) El agotamiento de un sistema político y la necesidad de cambio, la necesidad de modernizar el sistema democrático.
3) El agravamiento de la deuda externa, que obligó al auxilio del Fondo Monetario Internacional (FMI).
4) El comportamiento displicente de la dirigencia política y unos medios de comunicación incursionando en el terreno político, fomentando el antipartidismo.
5) la escasez y el acaparamiento de los productos de la canasta básica; y, finalmente, el que fue el detonante:
6) Aumento de las tarifas de transporte público, lo cual generó un enorme malestar en los usuarios del servicio, que reaccionó con la acumulación de todas estas causas mencionadas y transmitió esa tensión desde Guarenas a la extensión de la Gran Caracas
Aseveró entonces Meza, avalado con cifras de una tesis de gradO, que es la misma situación que se vive hoy, y en forma agravada e inédita, a la cual se suma la crisis de la falta de efectivo ―que complica la adquisición de bienes― y la hiperinflación.
Recordó que en el año 1989 la inflación se ubicaba en 81%, mientras hoy tenemos una hiperinflación que supera el 1.000.000%. “En aquel momento teníamos inflación; en este, hiperinflación”, aclaró.
Admitió, además, que a pesar de las diferencias que tenía con el presidente en ejercicio en ese momento, debe un reconocimiento a Carlos Andrés Pérez, que era un demócrata, que respetaba a instituciones como el Congreso Nacional y a la Fiscalía de la República.
Afirmó que todo eso ocurría en un ambiente democrático, que hoy con Maduro hasido imposible.
Sostiene que ciertos personajes críticos al Gobierno de entonces, como los que conformaron el Grupo de los Notables, actuaron de manera muy irresponsable, agravando la situación.
El sacerdote jesuita José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), una de las instituciones educativas que llevó adelante la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (Encovi 2017), coincide que las causas del estallido social se mantienen.
Cofavic
Por otra parte, Liliana Ortega, directora del Comité de Familiares de las Víctimas (Cofavic), ONG que se fundó justamente hace 30 años, a partir de los sucesos vividos durante el Caracazo, sostiene que aquello fue una masacre, donde se hizo evidente el abuso de la fuerza pública.
Dijo que todavía no ha habido justicia para los afectados por ese evento, porque ha habido una impunidad que se sostiene sistemáticamente, como igual lo vimos en el país con la represión y los crímenes cometidos en las protestas del año 2017.
Señaló que en la Venezuela atraviesa una crisis de derecho humanos y que ahora “no estamos igual. estamos peor que en el año 89”.
Reportaje de Caraota Digital