La médica salvadoreña María Eugenia Barrientos dice en un video que el hecho de que hayan surgido diferentes variantes del SARS-CoV-2 durante el primer año de la pandemia no tiene “lógica” y sugiere que, en realidad, no las hay. Pero la afirmación, compartida más de 15.000 veces en redes sociales desde enero pasado, es falaz, de acuerdo con literatura científica y expertos consultados.
“Si fuera cierto que hay nuevas cepas cada mes, cada nueva semana, cada hora, por Dios el mundo estaría hundido en la enfermedad”, afirma la doctora Barrientos sobre el virus SARS-CoV-2 y otros en una secuencia compartida en Facebook (1, 2).
“¿En qué año fue SARS, que es hermano de SARS-CoV-2? En el año 2000 ¿Cuándo fue MERS? MERS fue en 2009. Entre SARS y MERS pasaron siete años para que hubiera una nueva cepa”, dice, agregando que la “lógica” indica que no es posible que nuevas variantes del SARS-CoV-2 hayan surgido “en tan poco tiempo”.
El video también circula en Twitter (1, 2) y Telegram.
Barrientos ha sido cuestionada por su protocolo particular para tratar el covid-19, publicado en junio de 2020 en sus redes sociales y elaborado, según refirió, en base a su experiencia con pacientes. A fines de ese mes la Junta de Vigilancia de la Profesión Médica de El Salvador la citó para que explicara el funcionamiento de su tratamiento, en el que recomienda el uso de antiinflamatorios, antigripales y antisépticos bucales para tratar la enfermedad.
La cita de la Junta generó polémica e incluso el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se expresó en defensa de la doctora.
En el pasado, Barrientos ha sostenido que no hay pacientes asintomáticos de covid-19 y que la enfermedad solo puede transmitirse a través de la tos y del estornudo, afirmaciones ya verificadas por la AFP (1, 2). En otro video, también verificado por AFP Factual como falso, la médica aseguró que las variantes del SARS-CoV-2 aparecieron después de iniciadas las campañas de vacunación.
¿Qué es una variante?
“Una variante es una versión de un virus que tiene diferencias genéticas en regiones de importancia biológica respecto de un genoma de referencia”, explicó a AFP Factual Carolina Torres, integrante del Proyecto Argentino Interinstitucional de genómica de SARS-CoV-2. “En el caso del SARS-CoV-2 las diferencias genéticas se definen respecto a los virus iniciales que se secuenciaron en China a fines de 2019”, precisó.
La mayoría de los cambios en un virus, que se generan de manera natural por su propio proceso de replicación, tienen escaso o nulo efecto sobre sus propiedades. Sin embargo, como se lee en el sitio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “algunos cambios pueden influir sobre algunas de esas propiedades, como por ejemplo su facilidad de propagación, la gravedad de la enfermedad asociada o la eficacia de las vacunas, los medicamentos para el tratamiento, los medios de diagnóstico u otras medidas de salud pública y social”.
El MERS-CoV no es una variante del SARS-CoV
Barrientos afirma que el SARS-CoV apareció en el año 2000 y el MERS-CoV en el año 2009, y que el segundo es una variante del primero.
El síndrome respiratorio agudo grave, o SARS, ocasionado por el virus SARS-CoV, se detectó por primera vez en China a fines de 2002 (no en 2000), y trascendió las fronteras en febrero de 2003. Los países más afectados fueron China, Singapur, Vietnam y Canadá.
El síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS, desencadenado por el virus MERS-CoV, se detectó por primera vez en Arabia Saudita en 2012 (no en 2009), pero continúa ocasionando brotes acotados desde entonces. El último se registró durante los primeros meses de 2021.
Tanto el SARS-CoV como el MERS-CoV son coronavirus. Sin embargo, “son virus diferentes”, explicó a AFP Factual Carolina Torres. “El SARS-CoV y MERS-CoV pertenecen al mismo género (Betacoronavirus) pero son virus distintos, no cepas ni variantes”.
“El SARS-CoV y SARS-CoV-2 son más parecidos entre sí que respecto al MERS-CoV, y por eso algunos investigadores pueden sugerir que ambos son ‘cepas distintas’ dentro de una especie viral”, agregó la especialista. “Pero técnicamente son virus distintos dentro de una especie viral, de acuerdo con el Comité Internacional de Taxonomía Viral”.
¿Es raro que haya variantes virales del SARS-CoV-2 en pocos meses?
Álvaro Fajardo, doctor en Ciencias Biológicas e investigador en el Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Instituto Pasteur, Uruguay, dijo a AFP Factual que “no es nada raro” que el SARS-CoV-2 haya incorporado mutaciones durante el primer año de la pandemia. Y agregó:
“Los virus incorporan mutaciones porque es una característica intrínseca de su biología”, coincidió la viróloga Carolina Torres. “Esto ocurre en cada ciclo de multiplicación del virus, dentro de cada célula, en cada persona que cursa una infección. Por lo tanto, si al día de hoy hay casi 200 millones de personas —registradas— que han sufrido la infección por SARS-CoV-2, lo extraño sería no observar cambios en el virus”.
Cuantas más personas infectadas haya en el mundo, pues, más probabilidades se le ofrecen al virus para adquirir mutaciones y, por lo tanto, habrá más chances de que se genere una variante nueva, explicaron los especialistas.
“Hoy se tiene en el mundo una capacidad de secuenciar que en pandemias previas no se tenía”, agregó Fajado. “Y por esa razón podemos determinar qué variante es la que infecta a una persona particular. Podemos seguir distintos brotes en distintos lugares e identificar variantes que tienen mayor o menor predominancia. De ese modo se pueden establecer las variantes de interés o de preocupación”.
¿Por qué la vacuna de la influenza es anual?
La médica Barrientos razona que, si fuese cierto que los virus mutan constantemente, “el mundo estaría hundido en la enfermedad” y se harían vacunas contra la influenza “cada tres meses”, no cada año.
“La tasa de mutación de la influenza es aún mayor que la del SARS-CoV-2”, dijo a AFP Factual María Victoria Sánchez, investigadora del Laboratorio de Inmunología y Desarrollo de Vacunas del IMBECU-CCT-CONICET. “Además, este virus tiene mucha más presión inmunológica y debe variar para ‘escaparse’”.
La especialista explicó que la presión inmunológica es la generada por las vacunas, los tratamientos antivirales o por infecciones previas. En este sentido, el virus de la gripe varía para sortear los anticuerpos ya generados por el sistema inmunológico.
Sánchez también explicó que la Organización Mundial de la Salud actualiza año tras año la composición de las vacunas contra la influenza basándose en las variantes prevalentes durante el año anterior. Esto se hace con información recopilada por el Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (SMVRG). Así, cada año, uno o más componentes de la vacuna designada para la siguiente temporada de influenza pueden cambiar para reflejar las variantes de los virus de gripe que están circulando con mayor frecuencia.
Por su parte Alejandro Videla, Jefe de Neumonología del Hospital Austral, Argentina, dijo a la AFP que la variación de vacunas contra la gripe se hace anualmente porque no es factible hacerlo antes (se necesitan de cuatro a seis meses para producir la vacuna) y porque la deriva antigénica de este virus genera cambios más radicales.
La deriva antigénica consiste en cambios (o mutaciones) en los genes de los virus de la influenza que pueden derivar en cambios en las proteínas HA y NA, que se encuentran en su superficie. Estas proteínas, que facilitan la entrada del virus a las células respiratorias, son antígenos, es decir, son reconocibles como “extrañas” por el sistema inmunológico y capaces de desencadenar una respuesta inmunitaria. Como señalan los CDC, la mayoría de las vacunas inyectables contra la influenza están diseñadas para atacar los antígenos o proteínas HA.
“La deriva antigénica es un proceso bastante habitual del virus de la gripe y, cuando es lo bastante importante, da lugar a una cepa distinta del original”, explicó Videla. Esta es la principal razón por la cual las personas pueden contraer la influenza más de una vez, “y el motivo por el cual debe revisarse y actualizarse la composición de la vacuna contra la influenza todos los años”, detallan los CDC.
¿El mundo “estaría hundido en la enfermedad” debido a las nuevas variantes en las que la doctora Barrientos descree? Videla aclaró que, en realidad, “el mundo estaría hundido en la enfermedad por influenza si no fuera porque las vacunas confieren algún grado de inmunidad a pesar de que no cubren todas las cepas».