Saltos por escaleras, barandas, muros… Pedaleando desde los 12 años, Daniel Dhers fue el «terror» de su natal Caracas. La experiencia de este veterano en el BMX Freestyle lo catapultó al podio de Tokio con medalla de plata para Venezuela.
Dhers ganó la tercera presea de plata para Venezuela en estos Juegos Olímpicos, donde el BMX Freestyle debutó por primera vez, al igual que el ‘rider’ venezolano de 36 años y único participante nacido antes de 1990.
Todavía sudado y con el casco puesto, una amplia sonrisa de felicidad no se hizo esperar en redes sociales. «¡Plata! Íbamos por el oro, no se pudo, pero se pudo la plata», dijo a sus más de 358 mil seguidores en Instagram.
«¡Estoy demasiado feliz, no lo puedo creer!», confiesa, retomando el aire, en una transmisión en vivo.
Tras repasar mentalmente su rutina dando brazadas al aire, Dhers pedaleó al segundo lugar con una puntuación de 92,05, detrás del campeón australiano Logan Martin con 93,30. El bronce fue para el británico Declan Bruce, con 90,80.
Eran parte de las acrobacias y trucos que tenía reservados para la final de este domingo, dando cierre por todo lo alto a su carrera tras dos décadas de volar en bicicleta.
La inclusión del BMX Freestyle en el programa de Tokio-2020, una «locura» para este risueño caraqueño, y la posibilidad de participar en unos Juegos le hicieron replantearse el retiro.
«Soy el corredor más viejo aquí por como 10 años y terminé en el podio olímpico. No pensé en mi carrera que iba a venir a las Olimpiadas y pude venir a los Juegos Olímpicos y ahora gané una medalla», contó en Instagram.
Cinco veces campeón de los X-Games (2007, 2008, 2010, 2011 y 2013) y ganador del oro en los Juegos Panamericanos de Lima-2019, el caraqueño era una de las grandes esperanzas de medalla de Venezuela en Tokio-2020.
Con el logro de Dhers, el país acumula tres preseas en estos Juegos Olímpicos junto a dos platas en halterofilia, primero con Julio Mayora y después con Keydomar Vallenilla.
En total, Venezuela suma 20 medallas olímpicas.
Dhers era de los que se escapaba de clases para pedalear, enfrascado en una constante «batalla campal» con su madre.
Con 12 años comenzó a montar bicicleta en Caracas. Conoció a otros muchachos que montaban en la calle, «saltando escaleras, barandas y muros», que «aterrorizaban la ciudad». Él, confiesa, también fue «parte de ese terror».
Se inició en «un deporte diferente» en un país donde el béisbol es el rey.
Pero Dhers ya no es un ‘chamo’, como le dicen en Venezuela a los jóvenes.
Fue cumpliendo sus sueños al mudarse al exterior, pasando por Argentina, Hong Kong, Brasil y Estados Unidos, donde entró en la élite.
«Yo sabía que era la meca», asegura el propio Dhers, quien recuerda como uno de sus referentes al fallecido mito estadounidense del BMX Dave Mirra, quien le «enseñó muchísimo».
Dhers llegó a pasar seis años sin pisar Venezuela, golpeada por una dura crisis económica y política. Actualmente vive en Holly Springs, población de 30.000 habitantes en Carolina del Norte.
Pero el ciclista, de permanente tono bromista, ha sido firme: «Vivo afuera desde hace 20 años (…), pero siempre entendí que no me podía olvidar de dónde venía».
Dhers hace alarde de su bicicleta tricolor, en alusión a la bandera de su país, que además tiene rotulada en el casco usado en Tokio.
La presea plateada que le cuelga del cuello es resultado de días «muy largos» de arduas prácticas durante mes y medio, dijo al Comité Olímpico venezolano.
«Practiqué los trucos un sinfín de veces. Fueron días muy largos», expresó en un video.
Un emocionante segundo ‘run’ desató la euforia de los seguidores venezolanos en las gradas y, a su vez, en redes sociales, inundadas de fotos y videos de su participación.
«Crece el team de los inolvidables. Bienvenido el chamo de la bici tricolor», celebró su compatriota Yulimar Rojas, la gran favorita al oro del salto triple femenino.
Dhers, confiesa, dejó su corazón en la pista. «Me siento en la gloria», sonríe, con plata olímpica.