Casi 380.000 personas se vieron afectadas por las fuertes inundaciones ocurridas en Sudán del Sur, donde el desborde de los ríos obligó a miles de familias a abandonar sus hogares, indicó este martes Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Casi las tres cuartas partes de los afectados habitan en dos estados, Unity y Jonglei, indicó la OCHA en una nota, en la que advierte que «se esperan más lluvias e inundaciones durante los próximos meses».
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«El gran desafío constituye la accesibilidad, puesto que a la mayor parte de las áreas afectadas no se puede llegar por carretera», lo que complica poder brindar ayuda humanitaria a la población, señaló la agencia.
Michael Gai, un desplazado que se vio obligado junto a su familia a trasladarse a Bor, capital del estado de Jonglei, declaró que muchos habitantes quedaron atrapados y no pueden llegar a zonas más seguras.
«Las inundaciones nos llegan desde todas las direcciones, ya sea este, sur, norte y oeste», afirmó a la AFP.
«Mucha gente abandonó las zonas inundadas pero otra, más vulnerables, se ha quedado y no puede moverse», señaló, añadiendo que los ancianos se encuentran particularmente en riesgo.
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Las lluvias más tempranas de lo habitual desencadenaron crecidas que cubren amplias tierras de cultivo, arrasando con el ganado y destruyendo las frágiles viviendas tradicionales, un año después de registrarse otras inundaciones récord que afectaron a unas 700.000 personas.
Al menos 100.000 personas desplazadas el año pasado todavía no han podido regresar a sus hogares, sobre todo a causa de las incesantes lluvias, por lo que algunas tierras han permanecido sumergidas durante más de un año, según la OCHA.