El dato, por sí solo, espeluzna hasta al más conservador. La Cancillería ecuatoriana calcula en más de 1.000 millones de dólares son los ingresos obtenidos por los coyotes de parte de los migrantes ecuatorianos. Si la cifra genera sorpresa, más aún el hecho de que tan solo corresponde al primer semestre de este año.
Esta afirmación la hizo el canciller ecuatoriano, Mauricio Montalvo, durante su intervención en la apertura de la XXI Mesa Nacional de Movilidad Humana y Presentación del Informe sobre Migración Riesgosa de ecuatorianos hacia Estados Unidos, en la ciudad de Cuenca, localizada a unos 450 kilómetros de la capital de este país y considerada parte del epicentro de la salida de migrantes desde hace varias décadas.
La problemática de la “migración riesgosa” hacia Norteamérica volvió a escena en los últimos meses, como consecuencia de múltiples factores, a decir de William Murillo, un ecuatoriano residente en Nueva York, quien fundó en 2009 en el Ecuador y hace dos años en Estados Unidos “1800-Migrante”, una oficina de abogados que ayuda a la comunidad de migrantes de esta nación andina y sus familias.
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Un fenómeno similar, pero a mayor escala, se evidenció a finales de los años 90 e inicios del nuevo siglo en este país, como producto de la crisis bancaria, que afectó a miles de personas.
“Este no es un problema del Ecuador, es un problema regional”, afirmó en entrevista con la Voz de América. Según Murillo, el fenómeno es producto de malas políticas de gobiernos en los últimos años, y que recientemente ha explotado como consecuencia de múltiples factores, entr ellos la pandemia del COVID-19, la corrupción, la situación económica y la deuda con organismos multilaterales.
La Cancillería suma otras motivaciones para los procesos migratorios irregulares de los últimos meses, como “las facilidades ofrecidas por las redes de tráfico de migrantes y la tergiversación o no comprensión adecuada de las políticas migratorias de los países de tránsito y destino”.
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En el primer caso, la situación es compleja porque -de acuerdo con el gobierno ecuatoriano- se observa un “accionar amplio y abierto de los traficantes de migrantes”, que operan a sus anchas e incluso ofrecen sus servicios a través de redes sociales principalmente en provincias como Azuay, Cañar, Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua.
Una de las cifras que sustenta la preocupación de la Cancillería es la de ecuatorianos que no retornan al país. Solo entre enero y junio de 2021 se situó en 62.000 personas, que representan un incremento del 98% con relación al primer semestre de 2019. No se tomó en cuenta el año 2020, por ser atípico, debido a la pandemia.
El gobierno de Estados Unidos, a través de la oficina de Aduanas y Protección de Fronteras, también corrobora el elevado número de ciudadanos ecuatorianos que buscan llegar hasta ese país. Entre enero y julio de este año, la cifra de detenidos, inadmitidos y expulsados procedentes de este país llegó a 71.945. En todo el año 2020 fue de 12.892 personas.
Este panorama ubica al Ecuador en el quinto lugar entre los países que lideran esa categoría. Solo lo superan México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Además, lo pone como el primer país de Sudamérica, por encima de Venezuela, Brasil y Colombia.
Sin embargo, las estadísticas solo muestran una parte de esta realidad. Murillo explica que detrás existen también miles de ecuatorianos que lograron llegar a Estados Unidos. Según sus cálculos, podrían ser 120.000 en lo que va de 2021. Expuso que si se calcula un costo estimado mínimo de 15.000 dólares, que es lo que cobran los coyotes a cada viajero, el tema es más preocupante.
Coincidentemente, en las últimas horas, la Policía ecuatoriana anunció la captura de nueve personas en siete allanamientos realizados en Cuenca, La Troncal y Quito. Los detenidos están señalados por presuntamente formar parte de una organización dedicada al tráfico de migrantes.
De acuerdo con la Policía, la organización llevaba dos años operando en el país y captaban a personas de las provincias más afectadas por la migración, a las que les ofertaban pasajes aéreos, paquetes turísticos a México, para luego llevarlos a Estados Unidos.
Las rutas que la organización utilizaba eran Quito-México; Quito-Bogotá-Panamá-México, además contrataban vuelos chárters en la ruta Quito-Guatemala y los cruzaban por tierra a México, para desde ahí pasar a Estados Unidos, explicó el Ministerio de Gobierno.
México, país directamente involucrado en esta problemática, también comenzó a tomar acciones para intentar frenar el flujo de ecuatorianos. Desde el pasado sábado 4 de septiembre comenzó a solicitar visa, de manera temporal, a los nacionales del país sudamericano. La Secretaría de Relaciones Exteriores aclara a los viajeros que “la visa mexicana le da la posibilidad de viajar al país. No garantiza el ingreso al territorio nacional”.
El debate en la XXI Mesa Nacional de Movilidad Humana seguirá este miércoles 8, con la participación de representantes de varias instituciones del Estado ecuatoriano, embajadas acreditadas en el Ecuador, sociedad civil, organismos internacionales y agencias de cooperación internacional, entre otras.
El Ecuador busca trazar una hoja de ruta y líneas de acción en cuatro grandes áreas: oportunidades de desarrollo en las zonas de mayor emigración; oportunidades de migración regular; lucha contra el tráfico ilícito de migrantes; y, atención y respuesta para víctimas de migración riesgosa.
Con información de Voz de América