Un vuelo de evacuación despegó el jueves de Kabul por primera vez desde la retirada a finales de agosto de las tropas estadounidenses de Afganistán, ahora controlado por los talibanes, con quienes el secretario general de la ONU pidió mantener «un diálogo» para evitar millones de muertos.
El vuelo de Qatar Airways, que aterrizó en Doha con un centenar de pasajeros, se lleva a cabo cuando los talibanes intentan afianzar su régimen, a menos de un mes tomar Kabul.
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Se trata del primero de este tipo desde que el 30 de agosto finalizara la caótica evacuación de más de 123.000 personas, una prueba de cierta cooperación de las potencias occidentales con el nuevo régimen.
En una entrevista a la AFP, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, apostó por «mantener un diálogo con los talibanes» para evitar la muerte de millones de personas de hambruna.
«Debemos mantener un diálogo con los talibanes, en el que afirmemos directamente nuestros principios», afirmó.
«Nuestro deber es extender nuestra solidaridad a un pueblo que sufre mucho, y en el que millones y millones corren el riesgo de morir de hambre», añadió.
EEUU elogia cooperación
Entre los pasajeros del avión, que otras fuentes habían cifrado erróneamente en unos 200, iban 43 canadienses, 13 holandeses y un número indeterminado de estadounidenses.
Un afganoamericano explicó bajo anonimato a la AFP que había sido avisado a última hora. «Me llamaron esta mañana y me dijeron que fuera al aeropuerto», explicó antes de embarcar con su familia.
Tras los trámites de salida, los pasajeros subieron al avión, bajo la vigilancia de guardias que vinieron de Catar.
Este país está muy implicado en esta operación, así como en la reactivación junto a Turquía del aeropuerto de Kabul, cerrado tras la marcha de EEUU.
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Estados Unidos había indicado que quedaban por evacuar muchos afganos potencialmente en riesgo y los talibanes se habían comprometido a permitir la salida de quienes tuvieran los papeles en regla.
En un comunicado, la Casa Blanca elogió la «cooperación» y «flexibilidad» del nuevo régimen. «Es un primer paso positivo», opinó.
No todo son halagos. La emisaria de la ONU en Afganistán, Deborah Lyons, dijo este jueves en el Consejo de Seguridad que los talibanes habían perpetrado asesinatos tras tomar el poder.
«Hay acusaciones creíbles de muertes por represalias contra miembros de las fuerzas de seguridad y de detenciones de responsables que trabajaron para gobiernos precedentes», dijo.
Aun así, pidió mantener el envío de ayuda al país para evitar una «grave recesión económica que podría llevar a millones de personas a la pobreza y la hambruna».
Protestas prohibidas
En Kabul, los islamistas trabajan para consolidar su poder, a días del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, punto de partida de la invasión occidental que expulsó a los talibanes del poder.
Aunque los talibanes no dejan de reiterar que han cambiado y ya no son aquel régimen represivo, especialmente con las mujeres, que gobernó entre 1996 y 2001, sus primeras semanas envían señales en sentido contrario.
Este jueves, varias protestas en favor de la libertad fueron anuladas en la capital afgana, luego de que el nuevo gobierno prohibiera el miércoles este tipo de actos si no eran permitidos por el ministerio de Justicia.
En las calles de Kabul se veían muchos más combatientes talibanes armados que los días anteriores –incluyendo las fuerzas especiales con equipos militares–, en esquinas y en puestos de control de grandes avenidas.
Durante la semana, talibanes armados habían dispersado concentraciones de cientos de personas en varias ciudades del país, entre ellas Kabul, Faizabad (noreste) y Herat (este), donde murieron dos personas por disparos.
El miércoles por la noche, dos periodistas del Etilaat Roz, uno de los principales diarios afganos, mostraron a la AFP sus cuerpos magullados tras cubrir una manifestación en Kabul.
Según contaron a la AFP, los talibanes les prohibieron retratar la marcha de mujeres, los retuvieron y los golpearon con «palos, cables y tubos, con todo lo que podían encontrar».
La vieja guardia
Los talibanes anunciaron su gobierno de transición formado por miembros ultraconservadores, algunos de los cuales ya gobernaban durante el régimen fundamentalista y brutal de los años 1990. Varios de los ministros figuran en las listas de sanciones de la ONU y no hay ninguna mujer en el gabinete.
Estará dirigido por Mohammad Hasan Akhund, ministro entre 1996 y 2001, y contará como ministro de Interior con Sirajuddin Haqqani, jefe de la temida red Haqqani (calificada de terrorista por Estados Unidos), y como ministro de Defensa con el hijo del mulá Omar, fundador del movimiento talibán.
Los talibanes también han reinstaurado el temido ministerio de la Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, que durante el anterior régimen velaba para que la población respetara su estricta interpretación de la ley islámica.
Entretanto, en el país se iban observando otros símbolos de la impronta de los nuevos gobernantes.
En imágenes que circulaban en las redes sociales, se podía ver que el principal aeropuerto del país, antes llamado Hamid Karzai International en honor al primer presidente postalibán, había sido renombrado Kabul International. Y un día feriado el jueves en recuerdo del famoso comandante Ahmed Shá Masud, asesinado en 2001 por Al Qaida, también fue cancelado.