Faltan dos semanas para las elecciones legislativas en Alemania y el heredero de Angela Merkel, el impopular Armin Laschet, prevé invertir la curva de los sondeos e iniciar una remontada batiendo a sus adversarios este domingo durante un debate televisado
Superado en los sondeos por los socialdemócratas liderados por Olaf Scholz, quien se ha convertido en el favorito a ocupar la cancillería, Laschet no dispone de mucho tiempo para frenar la caída de la alianza conservadora CDU-CSU, que se encuentra a un nivel históricamente bajo (20% en las encuestas).
En el poder desde hace 16 años, los demócrata-cristianos están «al borde del abismo» sobre una derrota ante Scholz, quien para el semanario Der Spiegel es la «encarnación del aburrimiento en política».
«La elección se juega el 26 de septiembre», recordó el candidato conservador antes del debate de este domingo, el segundo de tres duelos televisados de Laschet con Scholz y la ecologista Annalena Baerbock.
– Merkel lanzada a la arena –
«Nada finaliza el domingo, al contrario, empieza el empujón final», intenta creer. Este debate, de una hora y media, comienza a las 20h15 (18h15 GMT) en la cadena pública ZDF, y se realiza en tanto algunos electores ya han votado por correo.
Un soplo de esperanza llegó con una encuesta de YouGov, el viernes: los conservadores están frenando la hemorragia en estas últimas semanas y aumentaron un punto (21%). Pero el socialdemócrata SPD también ganó otro y se despega a la cabeza (26%).
Los conservadores, debilitados como nunca desde la Segunda Guerra Mundial, parecen sufrir una crisis de pánico desde mediados de agosto ante el previsto triunfo de Scholz, actual vicecanciller y ministro de Finanzas del gobierno de coalición.
Grandes favoritos para estas elecciones hasta comienzos del verano (boreal), los demócrata-cristianos se han visto perjudicados por los errores de su candidato, en especial una risita captada por las cámaras durante un discurso solemne del presidente de la República en una zona devastada por las inundaciones estivales.
Con dificultades para preparar su sucesión y discreta hasta el verano, Merkel se vio obligada a lanzarse a la arena electoral.
Tras un desplazamiento muy mediático a comienzos de septiembre con Laschet a una zona de desastre, Merkel no dudó el martes en aprovechar la tribuna del Bundestag para ensalzar las cualidades del candidato demócrata-cristiano.
Ante los diputados del Bundestag, reunidos en el último pleno de la legislatura actual, la líder insistió en que «el mejor camino» para Alemania es «un gobierno dirigido por Armin Laschet en tanto canciller».
La dirigente alemana señala sin ambages «la enorme diferencia» que habría entre ella y Scholz, quien lidera una campaña sin brillo pero sin notas falsas y, sin dudarlo, imita gestos, sobre todo con las manos, de la aún popular Merkel.
No obstante, la ofensiva de ésta no ha sido eficaz para revertir la tendencia.
– Desapego de los electores –
El campo conservador, minado durante la primavera por una lucha de líderes entre Laschet y el líder bávaro, mucho más popular, Markus Söder, llevó la tensión a su punto álgido.
El líder de la CSU (bávara) en el Bundestag, Alexandre Dobrindt, aconseja a Laschet ser más agresivo con sus opositores y no rehuir a la «confrontación, inclusive conflictos».
Laschet puso inmediatamente esto en práctica, quien bajo el pretexto de allanamientos realizados en el ministerio de Finanzas en el marco de una investigación judicial, «agredió» a Scholz y a su partido.
El sábado lanzó otra andanada, nuevamente con la amenaza de una eventual coalición del SPD con la izquierda radical, lo que «pondría en riesgo la prosperidad» de Alemania.
El conservador además provocó polémica al afirmar que en «la historia de la Alemania de posguerra, los socialdemócratas siempre estuvieron del lado equivocado».
Sin embargo, esta nueva actitud podría desagradar al electorado alemán, que prefiere que se aborden los asuntos. La gran mayoría de los encuestados piensan que temas como educación, jubilaciones o tecnología digital no han sido suficientemente tratados, de acuerdo a un estudio de Civey.