Altos funcionarios estadounidenses y europeos reunidos en Pittsburgh el miércoles mostraron voluntad de cooperar en comercio y tecnología pese a persistentes tensiones bilaterales, problemas con el acero y distorsiones comerciales de China.
En una señal de que los estadounidenses desean volver a tejer el vínculo de confianza, el propio secretario de Estado, Antony Blinken, participó en la reunión del Consejo de Comercio y Tecnología (TTC) UE-EEUU junto a Gina Raimondo, secretaria de Comercio, y Katherine Tai, representante de Comercio.
Por el lado europeo, Valdis Dombrovskis y Margrethe Vestager, ambos vicepresidentes de la Comisión Europea, viajaron a la reunión.
«Es un espíritu de notable cooperación y colaboración, y una voluntad entre Estados Unidos y la Unión Europea de trabajar muy, muy estrechamente», comentó Antony Blinken después de la reunión.
«Al trabajar juntos, tenemos una capacidad única para ayudar a dar forma a los estándares, regulaciones y reglas que gobiernan cómo la tecnología afecta las vidas de prácticamente todos nuestros ciudadanos», agregó.
Por el momento, la UE y Estados Unidos toman nota de la importancia de su relación bilateral para el crecimiento económico.
Después de la batalla comercial con la administración Trump, ha llegado el momento de la «cooperación», una palabra que aparece repetidamente en el texto. También destacan la importancia de los derechos de los trabajadores, las cadenas de suministro sostenibles y la lucha contra el cambio climático. Una forma de diferenciarse de China.
– Acero y aluminio –
La elección de esta ciudad de Pensilvania, otrora capital siderúrgica reconvertida en centro de tecnología, para acoger la primera reunión del Consejo de Comercio y Tecnología (TTC en inglés) es simbólica.
Europeos y estadounidenses dialogan para dirimir diferencias sobre el acero y el aluminio que contaminan sus relaciones comerciales desde hace más de tres años.
Washington y Bruselas hicieron saber que la resolución del conflicto provocado por la imposición, en junio de 2018, de aranceles de 25% sobre el acero europeo, y de 10% sobre el aluminio europeo en nombre de la seguridad nacional de Estados Unidos, no hace parte de las discusiones en Pittsburgh.
Pero el asunto está en la mente de todos porque deben llegar a un acuerdo a comienzos de noviembre para evitar que los europeos vuelvan a aumentar aranceles.
– Inteligencia artificial –
Su resolución, al margen de esta reunión, sería una señal de que la relación transatlántica vuelve a buenas bases tras varias rupturas de confianza causadas por Estados Unidos, que comenzaron con Donald Trump y siguen con su sucesor Joe Biden.
El presidente demócrata enojó a los europeos al retirar a fines de agosto las tropas estadounidenses de Kabul sin avisarles antes.
Luego, el anuncio de un pacto de seguridad entre Estados Unidos, Australia y Gran Bretaña sin consultar a los europeos agravó las dudas sobre su real interés en cooperar.
En cuanto a la escasez mundial de semiconductores, que castiga a empresas de ambos lados del Atlántico, no se espera ningún anuncio concreto más que un impulso político para trabajar juntos .
Washington y Bruselas quieren aumentar su capacidad de producirlos para reducir su dependencia de los hechos en Asia.
Los fabricantes de semiconductores, que debieron en ocasiones cerrar fábricas por culpa del covid, responden a duras penas a la demanda mundial.
Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, dijo antes de la reunión que habrá un pronunciamiento al respecto.
«Hace 20 años fabricábamos alrededor de 50% de todos los chips. Hoy, nuestra parte de la producción mundial es de solo 12% y fabricamos 0% de los chips tecnológicamente avanzados», lamentó el martes la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo
– «Valores democráticos –
En el proyecto de texto final, la UE y Estados Unidos destacan la inteligencia artificial (IA) para mejorar la vida cotidiana. Empero «expresan su voluntad e intención de producir sistemas de IA innovadores dignos de confianza y respetando los derechos humanos universales y los valores democráticos».
Además de la cuestión de los semiconductores, prácticas comerciales como subvenciones o la transferencia forzada de tecnología, están en discusión con el trasfondo de la política comercial a aplicar con China.
Sin mencionar a la potencia asiática, ambas partes dicen querer «trabajar juntos para luchar contra las políticas y prácticas que hacen parte de los intercambios comerciales».
Por ahora, Biden sigue la línea de Trump al defender la firmeza ante Pekín y el mantenimiento de aranceles.
AFP