El presidente estadounidense Joe Biden subió el tono este martes para defender sus ambiciosos proyectos de reforma, estancados en el Congreso, al señalar que oponerse a estas iniciativas es volverse «cómplice» del «declive» de Estados Unidos.
«Estas leyes no son sobre izquierda versus derecha, o moderados versus progresistas», dijo en un centro sindical de formación en Howell, Michigan.
«Estas leyes son sobre competitividad versus complacencia. Son sobre oportunidad versus decadencia» y «oponerse a estas inversiones es ser cómplice del declive de Estados Unidos», remarcó.
El legado de Biden depende en buena medida del plan para renovar la infraestructura por 1,2 billones de dólares y del programa de gasto social que podría ascender a unos 2 billones, según los últimos datos disponibles, aunque había partido de una cifra mayor, de unos 3,5 billones.
Aunque el plan de infraestructura reúne más consenso, el plan de reformas sociales divide a los demócratas por su monto. Los moderados lo consideran demasiado costoso.
El problema es que los dos bandos del oficialismo han decidido jugar duro. Los progresistas rechazan incluso respaldar el paquete de infraestructura del presidente si sus ambiciones en materia social no les son garantizadas antes de una votación.
Los dos proyectos de Biden son populares entre los estadounidenses, incluso si la confianza en la gestión del mandatario va en caída desde la caótica salida de Afganistán.
Con información de AFP