Una comisión del Senado brasileño pidió este martes suspender el acceso del presidente Jair Bolsonaro a sus cuentas en redes sociales por citar una nueva información falsa sobre el covid, antes de votar un informe que recomienda inculpar al mandatario de graves delitos por su gestión de la pandemia.
El pedido, que será enviado al Supremo Tribunal Federal (STF) y a la fiscalía general, se da después de que el mandatario ultraderechista mencionara el jueves en una conexión en directo una información que asocia la vacuna anticovid con el sida. El video fue posteriormente retirado de Facebook, Instagram y Youtube.
La plataforma de videos decidió además suspender el canal de Bolsonaro por una semana.
El texto, presentado por el vicepresidente de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI), el senador Randolfe Rodrigues, pide «la suspensión cautelar» del acceso de Bolsonaro a sus cuentas de Facebook, Instagram, Youtube y Twitter «para evitar la destrucción de pruebas».
Además, pide la quiebra del «sigilo telemático» para que Google, propietaria de Youtube, Facebook y Twitter, suministre informaciones de las cuentas del mandatario en sus redes, donde suma en total más de 40 millones de seguidores.
Bolsonaro, un escéptico de las medidas de distanciamiento y de los antígenos anticovid, mencionó el jueves la existencia de una información falsa que dice que hay informes oficiales del gobierno del Reino Unido que «sugieren» que los totalmente vacunados están desarrollando la enfermedad del sida «mucho más rápidamente de lo previsto».
La información fue desmentida por el gobierno británico al servicio de fact-checking de la AFP.
El texto pide también que el mandatario «se retracte en cadena nacional, desmintiendo la correlación entre la vacunación contra el coronavirus y el desarrollo del sida», so pena de una multa de 50.000 reales (unos USD 9.000) por cada día de incumplimiento.
«No podemos tolerar más ese tipo de comportamiento», escribió Rodrigues en el texto, en el que acusa a Bolsonaro de «seguir con su política de desinformación y generación de un pretendido caos social».
El mandatario, gran adepto de las redes sociales, suele ser acusado de difundir noticias falsas. En agosto, el Supremo Tribunal Federal decidió investigarlo por crímenes de «calumnia» e «incitación al crimen», entre otras causas relacionadas con sus cuestionamientos sin pruebas del sistema de votación electrónica en Brasil.
– «Serial killer» –
El pedido fue aprobado en el Senado poco antes de que los miembros de la CPI voten el informe resultante de seis meses de investigación sobre la gestión de la pandemia, que se ha cobrado 605.000 vidas en Brasil.
En él, se recomienda inculpar al mandatario de una decena de delitos, entre ellos «crímenes contra la humanidad», favorecer una epidemia que resultó en muerte y «charlatanismo».
Los analistas dan por hecho que la mayoría de los senadores avalarán el texto presentado la semana pasada por el relator, el senador Renan Calheiros, que también pide inculpar a otras 80 personas, incluyendo varios ministros y exministros, así como tres de los hijos del mandatario, y dos empresas.
La responsabilidad de la pandemia «es de mucha gente, hay muchos acusados, pero es principalmente del presidente, ese ‘serial killer’, que tiene obsesión por la muerte», declaró Calheiros a la prensa antes de la sesión.
Aunque el informe final de la CPI podría traerle consecuencias políticas y judiciales graves, analistas coinciden en que su impacto a corto plazo será «simbólico», porque Bolsonaro aún tiene apoyo suficiente en el Congreso para evitar un ‘impeachment’ y ven poco probable que el fiscal general resuelva imputarlo.
El informe, con testimonios conmovedores y revelaciones impactantes -como el uso de pacientes como «cobayas humanas» para probar medicamentos ineficaces contra el covid o el «deliberado atraso en la compra de vacunas»-, será enviado a diferentes órganos que pueden proseguir las investigaciones y formular cargos, como la Fiscalía General o una corte internacional.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria, Bolsonaro minimizó la pandemia y defendió medicamentos sin eficacia, como la hidroxicloroquina. Más de un año después de haber contraído el virus, asegura que no se vacunará.
Su popularidad se encuentra en su nivel más bajo desde que asumió la presidencia, en gran parte también debido a la disparada inflación y el elevado desempleo, y las encuestas para 2022 lo muestran detrás del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
AFP