Las urnas se abrieron en Virginia a primera hora del martes para elegir a su próximo gobernador, en una carrera con pequeño margen de error que se considera la primera gran prueba de la marca política del presidente Joe Biden.
La elección del gobernador de Virginia se ha convertido en un termómetro sobre la presidencia de Biden, cuya popularidad ha caído en las encuestas y quien espera una victoria para el campo demócrata, un año antes de unos comicios legislativos clave.
Aunque Virginia votó ampliamente a favor del presidente demócrata en las elecciones de hace un año, la popularidad de Biden se ha visto comprometida después del caótico retiro estadounidense de Afganistán.
A nivel local, el avance de Terry McAuliffe, de 64 años y exgobernador de este estado vecino de la capital federal (2014-2018), también parece haber tocado fondo ante su adversario republicano, Glenn Youngkin, un hombre de negocios de 54 años, y los sondeos les muestran cabeza a cabeza.
«Tenemos la oportunidad de negarle a la oscuridad su día y mantener el ritmo del progreso», tuiteó McAuliffe al abrirse las urnas a las 06H00 locales (10H00 GMT).
«Juntos, construiremos un futuro mejor (…) ¡VOTEN!».
De su lado, Youngkin busca capitalizar la popularidad republicana en el electorado rural del estado.
Se ha manifestado en contra del uso obligatorio de mascarilla, la vacunación obligatoria de niños o para ciertas profesiones, y ha entrado en el campo de batalla de los programas escolares.
Combate la enseñanza de «la teoría crítica de la raza», corriente de pensamiento que analiza el racismo como un sistema que permea todos los niveles de la sociedad más allá de los prejuicios individuales.
Y es acusado por su adversario de buscar prohibir en las escuelas ciertos libros de autores negros, como el clásico de la literatura «Beloved», de la ganadora del premio Nobel Toni Morrison, lo que el republicano niega.
Youngkin destacó en una propaganda reciente el caso de una madre que lanzó una campaña para buscar prohibir ese libro de los salones de clase de su condado, porque ciertos pasajes violentos produjeron -según ella- pesadillas en su hijo bachiller.
– Pesos pesados demócratas –
Pero tampoco ha apoyado abiertamente las posiciones más drásticas del expresidente Donald Trump, para no repeler a los conservadores moderados y a los indecisos.
Una victoria de Youngkin daría a los republicanos una plataforma conservadora para las elecciones de medio mandato, que impulsaría su objetivo de retomar el control del Congreso.
Como señal de la importancia de la votación, los pesos pesados del Partido Demócrata -Biden, su vicepresidenta Kamala Harris, el expresidente Barack Obama y otros- acudieron a Virginia a hacer campaña por McAuliffe.
La elección es también un test sobre la capacidad de Biden para seducir a la clase media, que ha sido identificada como la gran beneficiaria de sus planes de inversión -uno de infraestructuras y otro de contenido social y climático-, con los que ambiciona transformar el país.
Pero esos planes están bloqueados en el Congreso, que podría incluso votarlos este martes.
El presidente también debe tener éxito en movilizar a los electores afroestadounidenses en este estado sureño, donde el pasado esclavista está regularmente en el centro de encarnizados debates.
Se apoyó en ellos para llegar a la Casa Blanca, pero algunos le reprochan haber perdido de vista sus promesas sobre el acceso de las minorías al voto o sobre la reforma policial.
Otra elección en el estado, la de vicegobernador, será histórica, porque una mujer negra accederá por primera vez al cargo: la demócrata Hala Ayala, de origen libanés, afro-latino e irlandés, o la republicana Winsome Sears, una afroestadounidense.
El puesto de gobernador también está en juego este martes en Nueva Jersey. El candidato saliente, el demócrata Phil Murphy, está al frente de los sondeos ante el republicano moderado Jack Ciattarelli.
AFP