El régimen de Nicolás Maduro informó el inicio de la jornada de vacunación masiva para menores de 2 años con la dosis de a Soberana 02, la cual para muchos expertos todavía no está lista.
«Estamos vacunando a todos los niños que puedan tener debilitamiento de su sistema inmunológico, como por ejemplo niños con alguna enfermedad renal o algún tipo de enfermedad que comprometa su sistema inmunológico; lo estamos atendiendo de forma prioritaria», indicó la vicepresidente del régimen, Delcy Rodríguez.
El anuncio cayó como un balde agua fría en Barquisimeto, donde padres y representantes se niegan a inmunizar a sus hijos con un biológico cuya aprobación no ha sido otorgada por la OMS ni ningún otro organismo de salud internacional, pues su trabajo de investigación y científico no ha sido dado a conocer.
Isabel Escobar iba caminando hacia Ruiz Pineda y llevaba a su único hijo de 3 años tomado de la mano. Al consultarle, de inmediato mira a su primogénito y señala «no entiendo por qué no se espera que la mayoría esté vacunado y ni siquiera se ha terminado con los adolescentes. Prefiero esperar, así no me lo acepten en la escuelita», confesó de forma rotunda en torno al uso de la vacuna cubana.
Marling Toledo, otra madre consultada, explicó que confió que vacunaran a su hijo de 14 años porque se usó la china Vero Cell Sinopharm, pero que sus otros dos hijos menores duda que pueda permitir la inmunización con un fármaco que no está autorizado.
Huniades Urbina, desde la Sociedad Venezolana de Pediatría y secretario general de la Academia Nacional de Medicina, advierte que no se debería arriesgar a los niños con ensayos clínicos, además sin conocer cualquier reacción o efecto neutro que no genere la mínima protección. Reiteró que en otros países confían en las vacunas Pfizer y Moderna para los niños a partir de los 5 años.
Recuerda que lo ideal era empezar por completar a la población en general, hasta administrarse en niños y conociendo la composición de la vacuna seleccionada, con sus números de antígenos y demás componentes. Todo con el aval de instancias internacionales como la Organización Mundial de la Salud.
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