El presidente Miguel Díaz-Canel prometió el domingo que «Cuba va a vivir en paz», al rechazar el desafío del opositor Yunior García, quien se encuentra sitiado en su casa por agentes de seguridad que buscan impedir que se manifieste en solitario en La Habana.
Con playera y pañuelo rojos, Díaz-Canel llegó al mediodía con su esposa Liz Cuesta al Parque Central, donde escuchó con entusiasmo música sentado en el suelo al lado de unos 70 estudiantes que apoyan al gobierno y habían acampado ahí desde el viernes.
«Cuba va a vivir en paz y viviendo en paz nos vamos a perfeccionar», dijo el mandatario en breves palabras, al condenar «las campañas por subvertir el orden interno, las campañas mediáticas contra Cuba, contra la paz de Cuba».
El mitin del presidente se desarrolló mientras el opositor Yunior García estaba bloqueado en su casa, en el barrio obrero de La Coronela.
«Mi casa amaneció sitiada, está rodeado todo el edificio de agentes de la seguridad del Estado vestidos de civil haciéndose pasar por pueblo», dijo García por la mañana en una transmisión directa por Facebook.
Un equipo de la AFP constató que su calle está bloqueada por una fuerte presencia de agentes vestidos de civiles en acera y tejados.
Los oficiales cubrieron con una bandera gigante, desde el techo, la ventana en la que Yunior García se asomaba con una rosa blanca en el tercer piso de su edificio, ante la mirada de muchos vecinos.
«Estoy listo, como ven, vestido de blanco con una rosa blanca y cuando sea el momento saldré de mi casa», dijo el dramaturgo de 39 años, en la transmisión con un rosario colgado al cuello.
García, fundador de Archipiélago, un grupo de reflexión política en Facebook, había llamado a una manifestación el lunes en la capital del país y en seis provincias más, pero el temor a posibles actos de violencia lo llevó a decidir marchar en solitario un día antes.
Archipiélago, con más de 30.000 miembros dentro y fuera de Cuba, mantiene de todas formas el llamado para protestar el lunes.
Este domingo Estados Unidos instó a La Habana a permitir la manifestación opositora del lunes.
«Pedimos al gobierno cubano que respete los derechos de los cubanos y les permita reunirse pacíficamente y hacer uso de sus voces sin temor a represalias o violencia por parte del gobierno», dijo en comunicado el secretario de Estado, Antony Blinken, al solicitar que se mantenga «la conexión a internet» en la isla.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, replicó de inmediato en Twitter. El gobierno cubano rechaza «la intromisión de EEUU. Defendemos el derecho a disfrutar en paz el camino a la normalidad y enfrentar sin injerencia los desafíos que tenemos por delante».
– «Sanciones a EFE» –
Las autoridades retiraron el sábado las acreditaciones al equipo en La Habana de la agencia española EFE, segun conto a AFP Atahualpa Amerise, jefe de redacción de la oficina, que cuenta con tres redactores, dos fotógrafos y un videasta.
Pero en la mañana del domingo Amerise dijo en Twitter que devolvieron la acreditación a una redactora y al videasta.
Antes, la embajada de España realizó «gestiones con las autoridades cubanas para que devuelvan las credenciales» y los periodistas «puedan realizar su trabajo», dijeron a AFP fuentes diplomáticas en Madrid.
Reporteros Sin Fronteras dénuncio «un hecho gravísimo».
Al menos seis coordinadores de las marchas del lunes eran retenidos por las autoridades, denunció el sábado Archipiélago, mientras el disidente Guillermo Fariñas permanece detenido desde el viernes.
– Riesgo de sanciones –
La televisión estatal, que acusa a Yunior García de ser un agente financiado por Washington, lo señaló por asistir a un seminario en Madrid sobre el papel del ejército en procesos de transición, y reveló envíos de pequeñas cantidades de dinero desde el extranjero.
La manifestación del lunes, declarada ilegal, se produce cuando Cuba reabre fronteras al turismo internacional, los niños vuelven a las aulas y La Habana celebra su 502 aniversario.
Los manifestantes demandan la liberación de presos políticos, luego de las históricas manifestaciones del 11 de julio al grito de «Tenemos hambre» y «Libertad», que dejaron un muerto, decenas de heridos y 1.270 detenidos, de los cuales 658 aún están en prisión, según la ONG Cubalex.
Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano, cree que los manifestantes quieren «llamar más atención internacional sobre la gravedad de la situación económica, política y de derechos humanos en Cuba».
Una reacción dura del gobierno implicaría sanciones más internacionales, consideró.
Esta marcha es tema de conversación en sobremesas de hogares, en las colas de supermercados y centros de trabajo.
Vigilados y varios citados por la policía, los organizadores planearon la marcha utilizando el internet móvil, que llegó a Cuba en 2018. Pero, existe el temor de que el día de la marcha se interrumpa internet, como sucedió el 11 de julio.
AFP