En la frontera entre Colombia y Venezuela, disidencias (grupos que hicieron parte de la otrora guerrilla de las Farc) y el Eln han instalado varias zonas campamentarias bajo la mirada cómplice de la Guardia venezolana.
Aprovechan la porosidad de la frontera para pasar la cocaína que procesan en laboratorios ubicados en Tumaco, Nariño, y en la región del Catatumbo, Norte de Santander, unas 80 toneladas año, y en el estado de Apure (Venezuela), mediante las pistas clandestinas para enviar la droga hacia Centroamérica, en especial a México, donde mantienen nexos con los carteles de Jalisco Nueva Generación, el cartel de Sinaloa y el de los Templarios.
Esa es una de las conclusiones que se expone en un informe de inteligencia que conoció EL TIEMPO y que analiza la dinámica criminal de estos grupos de narcotraficantes y su incidencia en la seguridad de Colombia.
En Venezuela se encuentran cerca de 1.500 hombres armados que hacen parte de estos grupos criminales y que, como lo ha denunciado el gobierno de Iván Duque, desde allí planean acciones terroristas para afectar la seguridad en Colombia.
Hechos como los registrados en junio en Cúcuta, Norte de Santander, cuando se activó un carro bomba en la Brigada 30 del Ejército y se atentó contra la vida del jefe de Estado y su comitiva.
Desde hace tres años, Luciano Marín, alias Iván Márquez, jefe de la llamada ‘Segunda Marquetalia’, se trasladó a Venezuela y logró con sus lugartenientes asentarse en cuatro estados para fomentar sus actividades criminales ligadas al tráfico de cocaína y la explotación ilícita del coltán, un mineral muy escaso que llaman el ‘oro azul’.
Dentro del informe de inteligencia se indica que la ‘Segunda Marquetalia’ tendría unos 1.035 hombres en armas, tanto en Colombia como en Venezuela.
En el país vecino estarían actuando unos 700 hombres, muchos de ellos venezolanos (reclutados bajo la promesa de jugosos salarios), distribuidos en siete estructuras con tareas y objetivos definidos.
De acuerdo con el documento Géner García Molina, ‘Jhon 40’, por quien se ofrece hasta 3.000 millones de pesos por información que lleve a su captura, habría logrado ubicar dos puntos estratégicos en los estados Amazonas y Bolívar.
Desde allí se mueve la llamada estructura ‘Acacio Medina’, con unos 80 hombres en armas y 40 más, integrantes de las llamadas redes de apoyo, antiguas milicias urbanas.
‘Jhon 40’ tendría el control de la explotación de coltán, mineral utilizado en la industria de la tecnología y cuyo valor por kilo parte de 500.000 dólares. En el estado Amazonas estaría direccionando el envío de coltán en complicidad con redes ubicadas en Brasil.
Pero no se descarta que tras la muerte de Hernán Darío Velásquez, el ‘Paisa’, y de Henry Castellanos, ‘Romaña’, haya un reacomodamiento en la ‘Segunda Marquetalia’ y que ‘Jhon 40’ asuma el mando del grupo en la frontera, justo el que está librando la guerra territorial con las disidencias de alias Arturo o Jerónimo, jefe del décimo frente.
Precisamente, el ‘Paisa’ y ‘Romaña’ eran los jefes de la llamada Comisión Frontera, ubicada en el estado de Apure, de la cual estaría a cargo en este momento alias Wálter Mendoza, quien cuenta con unos 80 hombres, aunque se estima que varios desertaron por el temor a ser asesinados sindicados de la muerte del ‘Paisa’.
La Comisión Frontera está fraccionada, señala inteligencia, por el control de las caletas con millones de dólares que mantenía el ‘Paisa’, y que habrían sido uno de los detonantes para asesinarlo, junto con alias Lulo, su hombre de confianza, hace una semana.
De hecho, esta comisión es la encargada de mover la cocaína que se procesa en Colombia y de pagar los ‘impuestos’ a la Guardia venezolana y autoridades venezolanas para garantizar su envío a los carteles mexicanos.
En Colombia se establecieron dos áreas que fueron priorizadas por ‘Iván Márquez’ “con la finalidad de llevar a cabo sus planes armados y manejo de masas para generar ingobernabilidad en las regiones mediante la protesta social violenta”, señala el documento de inteligencia al que tuvo acceso este diario.
Entre las alianzas prioritarias en la región suroccidental se encuentran el bloque Occidental ‘Alfonso Cano’, y los frentes ‘Oliver Sinisterra’, ‘los Contadores’ y Guerrillas Unidas Pacífico.
La posible incursión de la ‘Segunda Marquetalia’ en Nariño al parecer originó una guerra entre las estructuras de la región, que se evidenció en varias de las masacres reportadas este año.
Dentro del plan de expansión, antes de la muerte del ‘Paisa’ y ‘Romaña’, ‘Iván Márquez’ pretendía la refundación de la columna móvil ‘Teófilo Forero Castro’, concentrando sus acciones en el departamento de Huila.
En ese marco de expansión, la ‘Segunda Marquetalia’ pretendía incrementar su pie de fuerza, pero de acuerdo a inteligencia ese objetivo no se ha podido cumplir por la guerra territorial desatada con los del décimo frente, “que ha minado la confianza en ‘Iván Márquez’, y más ahora tras la muerte de dos de sus principales jefes”, señala el documento.
De hecho, se conoció que en agosto de 2019 se desarrolló una reunión extraordinaria, que llamaron ‘La lucha sigue’, “donde se constituyó una dirección nacional integrada mediante un equipo de coordinación donde los jefes de estructura debían implementar un plan de reclutamiento para fortalecer las filas”, se lee en el informe, que además señala que se debía incorporar un discurso político para “definir el nuevo ‘Plan campaña bolivariana por la nueva Colombia’ ”, en búsqueda a futuro, si tuvieran que negociar, de un reconocimiento político y no de grupo netamente dedicado al narcotráfico.
Nota commpleta en EL TIEMPO