De acuerdo a un artículo del portal web Infobae, expertos aseguran que la variante de la covid-19, ómicron, lejos de ser un desastre para la salud pública, puede ser el final de la crisis sanitaria mundial, gracias a un virus más contagioso pero mucho menos letal y una enfermedad que, al igual que la gripe común, estaría a punto de convertirse en endémica.
Por eso, algunos especialistas cuestionan cada vez más la estrategia basada en restricciones y confinamientos para hacer frente al virus: si bien sirvió para contener las primeras olas de la pandemia, afirman, sería ineficaz y hasta contraproducente para frenar esta nueva cepa.
En esa línea, Rob Arnott, un destacado empresario, inversor, economista y escritor estadounidense, argumentó en un artículo para The Wall Street Journal que el daño colateral de nuevos confinamientos es demasiado alto para continuar con ese enfoque. Al contrario, dada la baja letalidad de la nueva variante, mejor sería implementar estrategias que impulsen la inmunidad de rebaño.
“Muchas personas con abundantes anticuerpos están contrayendo esta variante. Es importante destacar que rara vez conduce a la hospitalización o la muerte”, escribió Arnott, presidente y fundador de la empresa de gestión de activos Research Affiliates.
Por eso, según el economista, “la respuesta prudente a Ómicron podría ser alentar a las personas vacunadas e incluso a los adultos jóvenes no vacunados a contraerlo, mientras se protege a la población en riesgo”.
Arnott fundamenta su postura con la baja tasa de letalidad de la nueva variante, que en Sudáfrica, el país donde probablemente se originó, “cayó en las últimas seis semanas del 8% al 0,2%, apenas más alta que la de la gripe”.
“Omicron seguramente conferirá nuevos anticuerpos complementarios a sus víctimas, proporcionando una medida adicional de inmunidad a variantes de Covid más letales”, escribe.
Por eso, agrega, “si los anticuerpos contra la variante Omicron son incluso 50% efectivos para reducir el riesgo de muerte por variantes más letales, esos anticuerpos podrían salvar muchas más vidas que los costos del virus”.
Sin embargo, critica el empresario, “ningún político hará este tipo de análisis de costo-beneficio”.
“Si agregamos las legiones de casos asintomáticos, leves y no probados, la verdadera mortalidad de Ómicron probablemente sea de alrededor del 0.2%, aproximadamente en línea con la gripe estacional”, afirma Arnott.
El inversionista y empresario subraya que “los encierros también cuestan vidas”, citando un estudio que realizó para la Fundación Reason que halló que el exceso de muertes por homicidio, suicidio, sobredosis o accidente había ascendido a unas 82.000 entre marzo de 2020 y agosto de 2021.
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