El tenista argentino Juan Martín del Potro, ex número tres del mundo, se despidió de sus hinchas este martes al caer frente a su compatriota Federico del Bonis 6-1 y 6-3, en su reaparición luego de 32 meses inactivo por una rebelde lesión en la rodilla derecha, en la primera ronda del ATP 250 de Argentina.
«Posiblemente no nos reencontremos más. Hoy di todo lo que tenía, hasta el último punto. Estoy contento porque mi último partido, probablemente, fue en una cancha y no dando una conferencia de prensa. Y adelante de todos ustedes. Los voy a recordar siempre», dijo Del Potro, entre lágrimas, al terminar el encuentro frente a 5.000 aficionados en el Lawn Tennis Club.
«¡Delpo no se va!», cantaba la gente que lo ovacionó en un momento emotivo. Del Bonis (Nº42) dominó a un Del Potro (753) disminuido físicamente a los 33 años, en la primera ronda del Abierto de Argentina ATP 250, sobre el polvo de ladrillo.
Sin embargo, no se descarta que por compromisos comerciales aún juegue el ATP 500 de Rio de Janeiro el 14 de febrero. La última palabra no parece del todo dicha.
Banderas argentinas y carteles con la leyenda «Gracias Delpo» se agitaron en las graderías para alentar a ‘La Torre de Tandil’ (ciudad sureña), quien pudo mostrar que conserva toda la potencia de su drive de derecha y dio dura pelea con enorme voluntad en el segundo set.
«La verdad que es un momento que no quería que llegue nunca. La salud me lleva a tener que tomar una decisión. No tengo las fuerzas que muchos creen. Creo que cumplí todos los sueños en el tenis. Hoy deseo poder dormir sin dolor», sentenció.
Del Potro tuvo sus momentos de gloria al ganar el US Open-2009 al entonces número uno del mundo Roger Federer, la Copa Davis-2016 ante Croacia y dos medallas olímpicas, la de plata en los Juegos de Río-2016 y la de bronce en Londres-2012.
El ex número tres estuvo contenido y refugiado en el fondo de la cancha. Evitó correr a la red para atacar o para la devolución de los drops.
– Días de gloria –
«Quiero relajarme, volver a hablar con los médicos y después ya veremos», afirmó con toda la intención de que la noche en Buenos Aires fue la última como jugador.
Las tribunas del court central Guillermo Vilas estuvieron colmadas. Hubo filas de un kilómetro para entrar al estadio en los bosques de Palermo.
A casi 1.000 días de su último partido en el circuito ATP, cuando volvió a lesionarse en la rodilla, había adelantado, entre lágrimas, que «es más una despedida que una vuelta» a las canchas.
Las lesiones han sido la pesadilla de su carrera. Lo llevaron ocho veces a los quirófanos, en cuatro operaciones de muñecas y cuatro de rodillas.
Había anunciado que sus dos últimos torneos serían el ATP 250 de Buenos Aires y el ATP 500 en Río de Janeiro, a partir del 14 de febrero.
«Es difícil lidiar con tantos dolores. No vengo por una vuelta milagrosa», había confesado en una conferencia antes del encuentro. En su trayectoria, sumó 439 victorias y conquistó 22 campeonatos profesionales.
AFP.