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En los desfiles de moda de Milán, las aceras se transforman en pasarelas

Un rumor recorre primero la multitud, las cabezas se giran luego en la misma dirección y de repente, decenas de teléfonos tratan de inmortalizar la llegada de una influencer a un desfile de la semana de la moda en Milán, donde las aceras se han convertido en nuevas pasarelas.

La escena se repite cada día en la capital de Lombardía, donde los desfiles en vivo tienen lugar desde el miércoles y atraen a los fans de la moda y a los fotógrafos con la esperanza de tomar la foto perfecta de su influencer favorita.

En Versace, el viernes por la noche, cientos de fans se agolpaban en las barreras de seguridad para tratar de vislumbrar a alguien digno de ser publicado en las redes sociales.

«Acabamos de ver llegar una limusina negra, pero no vimos nada», lamenta Riccardo Capobianco, de 24 años, junto a su amiga Irina. «No tenemos ni idea de lo que está pasando», añade.

El problema es el mismo para Sarah Pilot, de 22 años, una estudiante estadounidense. «Nos burlamos de nosotras mismas mirando», reconoce, rodeada de sus amigas.

Un nuevo grupo de invitados acaba de llegar y está a punto de entrar al desfile. «¿Serán solamente gente normal con invitaciones?», se pregunta una de ellas.

Ya sea frente a Prada, Gucci, Moschino o Max Mara, la acera se ha convertido en la nueva pasarela de los aspirantes a diseñadores, de las estrellas de Instagram a las que adoran y de los fotógrafos de todo el mundo que los inmortalizan.

– Anónimos famosos –
Pero, ¿quiénes son esas personas a las que se les toman fotos? «Son fashionistas de Instagram», dice Ash Mahmood, de 26 años, frente a Max Mara. «Son personas anónimas que se volvieron celebridades. Así es como funciona», explica.

Los fotógrafos aficionados esperan que las personas a las que fotografían difundan sus imágenes, ganando así visibilidad.

Aquí, lo importante no es la moda ni la belleza, sino la capacidad de ser reconocido, señalan.

«Una foto de un desconocido no vale nada. Alguien puede ser muy bello, pero eso no cuenta», comenta Marco Tadini, un fotógrafo profesional de 60 años.

Frente a Fendi, dos estudiantes de moda de Estados Unidos señalan que es la primera vez que asisten a la entrada de un desfile. Taylor May, de 20 años y originaria de Nueva York, cuenta que vio «mucha moda rara» en su ciudad y tiene curiosidad de ver lo que se hace en Milán.

Por el momento, no reconocieron a nadie entre los que acaban de llegar. «Estamos perdidas, pero podemos ver quién se hace la foto», apunta su amiga Kia Patterson, de 21 años y originaria de Misuri.

Frente a Versace, los gritos de los fans y los movimientos de multitud a la llegada de los invitados empiezan a cansar a Sara Pelizzoli, de 22 años, y a su amiga Paola Cecinati, de 21. «Exageran, podrían calmarse un poco», dice Sara.

Los desfiles de moda femenina para el otoño-invierno 2022-2023 terminan el lunes en Milán.

AFP