El periodista venezolano Joaquín Sánchez Mariño, el enviado de Infobae a Ucranía en Irpín, narró como han isdo los días en el conflicto que tiene los ojos puestos del mundo, tras el anunció de una «operación militar» por parte de Rusia.
«Crónica entre balas, muertos y misiles: la desesperada evacuación de miles de civiles de Irpin», es su más reciente artículo en el portal de noticias argentino, en donde destacó que «la guerra fue un puente bombardeado con miles de civiles escapando y una batería de misiles pasando por nuestras cabezas».
En este sentido, señaló que Irpin, un pueblo con poco menos de 70.000 habitantes, está pegado al barrio más periférico de Kyiv, separados por menos de cino kilómetros. Alertó que si los rusos hubieran entrado por ahi, ya hubiesen llegado a la capital.
«Ni bien llegamos al corte de ruta, lo más allá que se puede ir en auto, comenzamos a ver el éxodo. No fui solo sino con mi colega chileno Jorge Said, con quien compartimos chofer y traductor. Moverse en grupo en estos momentos es crucial.»
Sánchez resaltó que muchas personas huían dejando sus pertenencias, tirandolas en los caminos llenos de obstáculos. Muchos aferrados a sus mascotas y familiares para ir hacia «los famosos corredores humanitarios, vías de escape seguras».
«Sucede así: las milicias desde el primer momento nos piden que nos vayamos. Nos dejan acercarnos hasta el tronco unos minutos y nos dicen que nos vayamos. Hay varios periodistas, seremos veinte dando vueltas. La gente mira a las cámaras y pide hablar, insultan a Rusia, dicen que nos vayamos, que no es seguro, que no entremos a Irpin, que ahí atrás está el infierno. Es cuando escucho el primer silbido de los misiles. Cuando se oye ese ruido, la cosa es peor porque significa que están más cerca. Cuando ese silbido es seguido de corridas, peor todavía», expresó.
Mientras tanto, empezó a tomar testimonios pero es cuando escucha el primer estruendo. Todos se cubren y notaron que no hbaíaan columnos de humo inmediatas, luego, tras confirma de que no hubo heridos, las milicias volvieron a tomar sus posiciones, pero dura poco, porque de vuelta comienzan a gritar.
«No da tiempo a pensar en nada: el sonido me envuelve por todos lados, no sé de dónde viene, siento la tierra temblar, y me cubro la cara por lo que sea que pueda venir con la onda expansiva. El instinto me hace buscar el celular. Lo agarro, casi que lo abrazo, prendo la cámara. Hacer algo, grabar, mostrarlo, me devuelve la concentración».
El periodista junto a otros colegas se escaparon hasta Novo Village, poco depsués llega un auto con un hombre incosciente, que más tarde, se enterará de la foto de su familia muerta en las calles de Irpin.
«La guerra es tramposa porque te hace sentir que siempre está un poquito más allá, y uno sigue las pistas y va a buscarla para entender», escribió.
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