Gabriel Boric jura este viernes como presidente de Chile con la promesa de dar un giro a ese país, que fue un exitoso laboratorio neoliberal, para impulsar un Estado de bienestar con conciencia ecológica, feminista y capaz de reducir las desigualdades que hartaron a su sociedad.
El exlíder estudiantil, que aún está por titularse en Derecho en la Universidad de Chile y diputado desde 2014, se convertirá a sus 36 años en el presidente más joven de la historia de Chile.
Encabezará un país que cierra un ciclo de política tradicional, noqueada tras la revuelta social del 2019 y, luego, la crisis económica que provocó la pandemia.
Boric pretende iniciar un camino hacia un Estado de bienestar al estilo de la socialdemocracia europea, para dar un golpe de timón y cumplir su palabra: convertir en «la tumba» del neoliberalismo a Chile, donde el 1% de la población posee el 26% de la riqueza.
«Este es un gobierno que llega al poder en un clima político muy fragmentado, que no tiene mayoría parlamentaria y, por lo tanto, no tiene la posibilidad de hacer reformas muy radicales en el corto plazo», señaló a la AFP Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Chile.
Sin embargo, también «existe este optimismo que viene del proceso constituyente y un impulso por superar el neoliberalismo que yo creo que hoy día se ve con menos temor por los sectores incluso conservadores, porque hay una suerte de sentimiento antineoliberal en el mundo», agregó la académica.
El izquierdista asume con una crisis de credibilidad en la política, un recorte del gasto público en 22,5%, una estimada desaceleración de la economía para este año, una gran migración irregular y un conflicto histórico de tierras no resuelto entre el Estado y el pueblo Mapuche.
El cambio de mando del saliente mandatario conservador Sebastián Piñera (2010-2014; 2018-2022) será en el Congreso, ubicado en el puerto de Valparaíso, a 150 km de Santiago.
Allí llegará más de una veintena de invitados internacionales, entre ellos el presidente Alberto Fernández de Argentina, Pedro Castillo de Perú, el rey Felipe VI de España y las escritoras Gioconda Belli, de Nicaragua, así como la ‘best seller’ chilena Isabel Allende, que integrará la comitiva de Estados Unidos, donde reside hace más de 30 años.
– Demanda social –
Es un gobierno que tendrá que dar respuesta a las demandas sociales por mejor salud, educación y jubilación, y reducir la desigualdad social, exigencias surgidas en el estallido social de octubre de 2019 que golpeó a este país considerado uno de los más estables de la región.
«Boric ha prometido diálogo para superar estos problemas y hay que ver si esta predisposición al diálogo se traduce en que la ciudadanía no se agote otra vez esperando soluciones», explicó a la AFP Rodrigo Espinoza, académico de la Universidad Diego Portales.
Otro reto será aunar apoyos para la parte final del proceso constituyente que este año debe convocar a un plebiscito para aprobar o rechazar una nueva constitución que reemplace la actual Carta Magna, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
– Cambio generacional –
El joven mandatario que prometió un gobierno «feminista» nombró en 14 de los 24 ministerios, mujeres de las más variadas profesiones, perfiles y edades, con un promedio de edad de 42 años, marcando un cambio generacional en la política.
Convocó a dos exlíderes estudiantiles con los que marchó en 2011 por una educación gratuita y de calidad y con quienes compartió una curul en el Congreso: Camila Vallejos (33), su próxima vocera de gobierno, y Giorgio Jackson (35), el ministro a cargo de las relaciones con el Congreso.
Igualmente estarán seis ministros que nacieron y crecieron en el exilio de la dictadura de Pinochet, entre ellos Maya Fernández, futura ministra de Defensa y nieta del expresidente socialista Salvador Allende.
A este nuevo equipo en el poder le tocará gobernar con un Parlamento fraccionado y una minoría de la nueva alianza oficialista conformada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, así como un posible apoyo del Partido Socialista.
Pero no le bastará para obtener una mayoría mínima en el Legislativo que respalde sus propuestas, como una ambiciosa reforma tributaria que recaude el 5% del PIB para financiarlas.
«Se enfrentará a un Congreso hostil», sostiene Espinoza, quien indica que su «gran desafío» será «instalar un diálogo para superar las barreras legislativas» de modo que tenga «la capacidad de recaudación para poder sustentar un Estado de Bienestar».
Asimismo, chocará con la desconfianza en los sectores de derecha e izquierda radical sobre si podrá realizar los cambios sociales que promete.
AFP