El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández fue instruido de cargos por narcotráfico este viernes ante una corte de Nueva York y permanecerá detenido hasta la próxima audiencia prevista el 10 de mayo, indicó el juez Stewart D. Aaron.
Vestido con la misma campera azul que llevaba la víspera cuando fue extraditado desde Tegucigalpa, Hernández oyó los cargos leídos por el magistrado a través de una pantalla de video desde la prisión donde se encuentra detenido en White Plains, en el estado de Nueva York, desde su llegada la madrugada del viernes.
– 500 toneladas de cocaína –
Hernández, de 53 años, habría contribuido a introducir 500 toneladas de cocaína en Estados Unidos entre 2004 y 2022.
La fiscalía de Estados Unidos acusa a JOH, acrónimo con el que se le conoce en Honduras, de recibir «millones de dólares» de cárteles de la droga, entre ellos un millón de dólares del capo Joaquín «Chapo» Guzmán, que cumple cadena perpetua en Estados Unidos, y de crear un «narcoestado» en los ocho años que fue presidente de Honduras (2014-2022).
Los acusadores alegan que el dinero de la droga le sirvió no solo para enriquecerse -a principios de mes las autoridades hondureñas incautaron al ex mandatario su casa y decenas de propiedades, productos financieros y otros bienes- sino que sirvió para «financiar su campaña política y cometer fraude electoral» en los comicios presidenciales de 2013 y 2017.
Ello, a cambio de proteger a traficantes de droga, asegura la fiscalía.
«Soy inocente y estoy siendo sometido a un proceso de manera injusta», dijo Hernández en un video divulgado en Tegugigalpa horas antes de abordar el avión de la DEA que el jueves lo trasladó a Estados Unidos.
Grupos opositores hondureños tenían previsto «dar una calurosa bienvenida al narcotraficante» este viernes a las 14H00 (18H00 GMT) locales en una manifestación frente al tribunal de Manhattan.
– ¿Castigo ejemplar? –
Se desconoce si el exgobernante, que incluso llegó jactarse de los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la incautación de drogas y la lucha contra el crimen organizado, podría llegar a algún acuerdo con la fiscalía para ver reducida su pena.
Pero la justicia estadounidense parece querer enviar un mensaje claro, como ya lo hizo con su hermano, el exdiputado Juan Antonio «Tony» Hernández, que cumple cadena perpetua por narcotráfico en Estados Unidos.
Garland advirtió que su departamento «está decidido a desbaratar todo el ecosistema de las redes de tráfico de droga que dañan a los estadounidenses», independientemente de dónde estén y quién esté detrás.
La extradición de Hernández debería «enviar un claro mensaje» a los líderes extranjeros que «abusan corruptamente de su poder para apoyar a los cárteles de la droga», dijo por su parte la jefa de la DEA.
«Si creen que pueden esconderse detrás de su cargo, están equivocados», advirtió Milgram.
Hernández culpa de su situación a las acusaciones «en base a mentiras» de los capos de la droga que su gobierno ayudó a extraditar y que buscarían acuerdos con la fiscalía estadounidense para reducir sus penas.
Uno de los testigos del juicio contra el narco hondureño Geovanny Fuentes Ramírez, también condenado de por vida en Estados Unidos, llegó a decir en el juicio que había oído decir a JOH que iban a «meter la droga a los gringos en sus propias narices» sin que se dieran cuenta.
Además de Tony Hernández y Fuentes, Fabio Lobo, hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo (2010-2014), cumple 24 años de cárcel por tráfico de cocaína.
El exjefe de la Policía Nacional hondureña Juan Carlos «El Tigre» Bonilla, acusado de «supervisar» las supuestas operaciones de narcotráfico de JOH, aguarda también su extradición a Estados Unidos.