La desinformación y las noticias falsas amenazan la democracia, y para combatirlas hay que exigir a las grandes plataformas digitales mucha más transparencia, afirmó este martes la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, en entrevista con la AFP.
«Estas plataformas se han convertido en el lugar del debate público mientras les hemos dejado el poder de establecer las reglas y normas», lamentó la alta funcionaria de Naciones Unidas en la ciudad uruguaya de Punta del Este, adonde asiste a una conferencia internacional por el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
En los años recientes, la irrupción de las plataformas digitales (Google, Facebook, Twitter…) en la gestión de los contenidos noticiosos cambió las reglas del juego informativo, propiciando burbujas de opinión que radicalizan a la sociedad y lastran la credibilidad de la prensa.
«Todo esto evolucionó extremadamente rápido», admitió Azoulay. «Hay nuevos desafíos que es absolutamente necesario afrontar si queremos preservar la información independiente de calidad, que es vital para las sociedades democráticas».
Los algoritmos «gobiernan la distribución de la información», y la falta de transparencia sobre ellos blinda a las grandes plataformas de asumir responsabilidades, aseguró.
En vista de la enorme influencia de estas corporaciones en el debate público, para Azoulay es imprescindible evitar que sean ellas las que establezcan las reglas que se les aplicarán.
«Es urgente que los gobiernos asuman este tema», instó.
A modo de ejemplo, la alta funcionaria mencionó la multiplicación de los mensajes de incitación al odio hacia las mujeres periodistas. La Unesco, dice, ha estudiado 2,5 millones de tuits dirigidos contra mujeres periodistas y constató que hay acciones «extremadamente sistemáticas».
Otro amenaza que se cierne sobre los medios de prensa es sobrevivir financieramente ante el auge de contenidos digitales disponibles.
A la par de replantear sus modelos de negocio, tienen que redoblar esfuerzos para combatir sofisticadas campañas de desinformación, en un contexto de escasa educación digital discernir entre la información veraz y las inexactitudes o falsedades.
«Hay un desafío económico porque existe una ilusión de gratuidad en lo digital. Pero en realidad, nada es gratis. La información tiene un costo de producción. Y además, el mundo digital no vive de lo gratuito, simplemente del comercio de datos del que la gente todavía es muy poco consciente», sostuvo Azoulay.
En Europa se impulsa la solución «de derechos conexos» para que haya una transferencia de ingresos de lo digital a la producción de información, dijo.
– Los periodistas, blanco de ataques –
Para la directora de la Unesco, otra tarea urgente para proteger la libertad de prensa es garantizar la seguridad de los periodistas; blanco recurrente de amenazas y ataques violentos.
Son los gobiernos los que, en primera instancia, deben ayudar con estos mecanismos de protección», estimó Azoulay.
«La libertad de los periodistas es la libertad de los ciudadanos. Es la posibilidad de tener acceso a información veraz, a información independiente», por lo que es «absolutamente necesario sensibilizar» a la sociedad.
Un total de 956 periodistas fueron asesinados en la década 2010-2020 en el mundo por hacer su trabajo, mientras 2.647 fueron encarcelados, según datos del Observatorio de la Unesco de periodistas asesinados y el Comité para la Protección de los Periodistas.
Además, en los últimos tres lustros el 85% de los casos de periodistas asesinados siguen sin resolver o sin denunciar, de acuerdo con la agencia de la ONU.
En Ucrania, donde nueve trabajadores de medios han muerto mientras cubrían la guerra desatada por Rusia, la vulnerabilidad de los profesionales es extrema.
La Unesco se ha movilizado para apoyar en el terreno a los periodistas ucranianos, que, de la noche a la mañana, se convirtieron en periodistas de guerra.
Azoulay destacó la labor de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José, para exigir a los gobiernos la implementación de mecanismos de protección en América Latina, donde las amenazas y crímenes contra los trabajadores de medios provienen sobre todo del crimen organizado.
«Debemos ser conscientes de que lo que está en juego es, de hecho, el corazón de la democracia».
AFP