Las autoridades ucranianas manifestaron el sábado su confianza en derrotar «este año» a las tropas rusas, que enfrentan una dura resistencia en las zonas del este del país donde concentran actualmente su ofensiva.
Las fuerzas rusas siguen bombardeando las regiones de Lugansk y Donetsk, en la cuenca minera del Donbás (este), controlada parcialmente desde 2014 por separatistas prorrusos.
El ministerio ucraniano de Defensa contabilizó treinta bombardeos en 24 horas en la zona de Lugansk y dijo que la situación era difícil «a lo largo de toda la línea del frente» en Donetsk.
El gobernador de Lugansk, Sergei Gaidai, reportó el viernes que las tropas rusas sufrieron importantes bajas y pérdidas materiales en «intensos combates en la frontera con la región de Donetsk, cerca de Popasna».
Las tropas rusas no logran «conquistas significativas», dijo un responsable estadounidense de Defensa bajo anonimato. «La artillería ucraniana contrarresta los esfuerzos rusos para ganar terreno», agregó.
El Estado Mayor ucraniano aseguró haber repelido diez ataques en estas dos regiones en las últimas 24 horas.
La victoria «no será fácil», pero «llegará» antes de fin de año, pronosticó el viernes Kyrylo Budanov, el jefe de la inteligencia militar ucraniana.
Las tropas rusas intentan desde hace tres semanas cruzar el río Donets que discurre al norte del pueblo de Bilogorivka, cerca de Severodonetsk.
En la aldea, casi desierta, varios edificios siguen ardiendo, en las carreteras se ve gran cantidad de material militar abandonado y en las inmediaciones se oyen disparos de artillería, indicaron reporteros de la AFP.
Moscú bombardeó una escuela en esta localidad el 7 de mayo, dejando a 60 civiles muertos, según Kyiv, que califica el ataque como uno de los peores crímenes cometidos por el ejército ruso desde el inicio de la invasión, el 24 de febrero.
– «Punto de inflexión» –
Estos casi tres meses de guerra han dejado miles de muertos y más de 14 millones de refugiados y desplazados.
Pero las victorias rusas se limitan a la ciudad meridional de Jersón y a conquista casi total de Mariúpol (sureste), a orillas del mar de Azov.
A finales de marzo, Moscú desistió de tomar Kiev para centrarse en el sur y el este de Ucrania, donde ocupa extensas franjas de terreno pero pocos núcleos de importancia.
En cambio, en el noreste, las tropas ucranianas aseguran que están recuperando terreno alrededor de Járkov, la segunda ciudad del país.
«La liberación progresiva de la región de Járkov demuestra que no dejaremos a nadie en manos del enemigo», dijo el viernes el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Kiev dice que lanzó una «contraofensiva» en la región de Izium (al sureste de Járkov), un «punto caliente» del que «el enemigo se está retirando».
«Nuestras fuerzas armadas están haciendo retroceder al enemigo y la gente está empezando a regresar a sus hogares», dijo Oleg Synegubov, gobernador de la provincia.
Kyrylo Budanov, de la inteligencia militar ucraniana, aseguró que la guerra alcanzaría un «punto de inflexión» en agosto.
Terminada la guerra, «restableceremos el poder ucraniano en todos los territorios que perdimos, incluido Donbás y Crimea» dijo en una entrevista a la televisión británica Sky News.
La situación es más compleja en Mariúpol, donde un millar de combatientes resisten en los túneles de la acería Azovstal.
– Tensiones fronterizas –
La Unión Europea anunció el viernes un nuevo paquete de asistencia militar de 500 millones de euros (unos 520 millones de dólares) para Kiev, lo que eleva el total entregado a 2.000 millones de euros.
Sin embargo, los 27 miembros de la Unión Europea no logran ponerse de acuerdo para cortar la importación de petróleo ruso. Hungría, en particular, pide más garantías debido a su alta dependencia del crudo ruso.
El tema energético se discutió también durante una reunión de tres días de los ministros de Exteriores del G7 de las mayores potencias industrializadas (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido).
En un comunicado, el G7 manifestó su voluntad de «acelerar los esfuerzos» para «poner fin a la dependencia de la energía rusa».
Además, prometieron «ampliar las sanciones» económicas contra Moscú a «sectores en los que Rusia es particularmente dependiente» y pidieron a China que «no socave» esas medidas punitivas.
El G7 también aseguró que «no reconocerá nunca» las fronteras que Rusia quiere imponer en Ucrania e instó a Bielorrusia a «dejar de facilitar la intervención de Rusia».
El sábado se realizará en Berlín un encuentro informal de los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN, un día antes de que Finlandia, un país hasta ahora neutral, oficialice su petición de ingresar «sin demora» a la alianza militar tansatlántica.
Rusia suspendió sus exportaciones de electricidad a Finlandia, un país con el que comparte una frontera de 1.300 km. La filial finlandesa de la empresa estatal rusa que compra el fluido anunció el viernes que la medida se debía a entregas impagas.
Putin afirmó el sábado que el «fin de la política tradicional de la neutralidad militar sería un error, ya que no hay ninguna amenaza para la seguridad de Finlandia».
AFP.