El astro Lionel Messi y sus compañeros de la Selección partieron con su más preciado tesoro, la Copa del Mundo, hacia Argentina, donde millones de compatriotas emocionados los esperan para darles un recibimiento de héroes, en medio de festejos que no cesan.
Apenas terminó la tanda de penales, en la que Argentina se impuso a Francia (4-2) después de que los 90 minutos (2-2) y la prolongación (3-3) terminaran en empate, millones de personas se lanzaron a las calles de Buenos Aires y las demás ciudades argentinas, para celebrar la tercera copa de este país, apasionado del fútbol.
Messi coronó así su brillante carrera con el único trofeo que hasta ahora le había resultado esquivo.
«Esto comienza hoy (domingo) y no terminará mañana (lunes) porque mañana recién llegan. Seguiremos un poco más. Tenemos planeado ir a recibirlos al aeropuerto de Ezeiza y después haremos caravana por donde ellos estén pasando», aeguró a la AFP en medio de la fiesta Verónica Silva, una docente de 44 años.
«Es un buen equipo, que nos representó muy bien. El mayor momento de celebración será cuando lleguen. Ahora nosotras estamos esperando, seguramente ellos también», señalaron de su parte las amigas Rosa Rodríguez (63), empleada de limpieza, y Adriana Núñez (57), costurera.
– Partido de leyenda –
En un enfrentamiento que pasará a la leyenda, Messi dio primero (23 de penal) y su compañero Ángel Di María (36) puso una ventaja que se antojaba insalvable.
Cuando parecía preparado el trofeo para que lo recibiera Messi, a sus 35 años, en su última oportunidad de ganarlo, tras haber sido finalista en 2014, llegaron dos goles inesperados de Kylian Mbappé sobre el final (80 de penal y 81).
El partido se fue a la prórroga y Messi pegó de nuevo con un gol (109) que acercaba a Argentina al título. Pero surgió Mbappé replicando con otro gol de penal sobre el final.
El joven francés, que cumplirá 24 años el martes, protagonizó el segundo hat-trick de la historia de los Mundiales en una final, después del logrado por el inglés Geoff Hurst en l966 contra Alemania (4-2).
Los Bleus deben llegar de regreso a Francia este lunes a las 18H00.
– ¿Qué más puedo pedir? –
El destino quiso que este pulso de generaciones entre el rey de los últimos años (Messi) y el que parece su anunciado sucesor (Mbappé) fuera en Catar, el país que los reunió como compañeros tras comprar el París Saint Germain, donde juegan ambos ahora.
Messi, que está ahora muy bien situado para seguir haciendo historia como aspirante a su octavo Balón de Oro, aseguró que todavía quiere jugar algunos partidos más con la selección argentina.
«¿Qué va a haber después de esto?», se preguntó Messi al declarar ante la televisión argentina en la zona mixta. «Obvio que quería cerrar mi carrera con esto, ya no puedo pedir nada», señaló.
Messi resaltó lo mucho que luchó en su carrera y que la Copa «se me dio casi al final», en su quinto Mundial.
«Pero por otro lado, me encanta el fútbol, me encanta lo que hago, lo disfruto y disfruto estar en la selección, estar con este grupo. Y obviamente que quiero seguir viviendo unos partidos más siendo campeón del mundo», aseveró el también jugador del PSG.
Después de la final, los jugadores se dieron un primer baño de masas al desfilar en autocar en los alrededores del estadio de Lusail.
Si Argentina se vio envuelta en la máxima felicidad, Rosario no tuvo palabras para describir la emoción por sus dos hijos predilectos: Lionel Messi y Ángel Di María.
«Si Messi y Di María vienen a Rosario para festejar, vamos a estar felices, pero tienen derecho a hacer lo que quieran. No nos deben nada» afirmó a la AFP Micaela Lourdes, de 20 años, quien vio el partido con su madre. Nadie sabe en Rosario si los ídolos de la selección llegarán a esta ciudad con la Copa para celebrar.
El nuevo título de la selección argentina se suma a los logrados en 1978 y 1986, tras 36 años, con dos finales perdidas por el camino (1990 y 2014).
Francia, por su parte, afrontaba su cuarta final de las siete últimas ediciones, pero sigue con dos títulos (1998 y 2018) con dos finales perdidas (2006 y 2022).
Vestido con una túnica negra, típica del mundo árabe, Messi alzó la Copa del Mundo, haciendo estallar de júbilo al majestuoso estadio catarí, donde buena parte de los 88.966 asistentes hicieron fuerza para que ganara su primer título mundial, el tercero de Argentina.
«¡La concha de tu madre, somos campeones del mundo!», dijo un Messi dichoso desde un micrófono del recinto deportivo minutos antes de acudir a la premiación.
Su esposa Antonella Roccuzzo y sus hijos Thiago, Mateo y Ciro se le juntaron en la celebración en el césped, ambientada con cumbia villera. El inicio de festejos sin fecha de caducidad.
AFP.