La Semana de la Moda de Milán arranca este miércoles en un clima optimista por los buenos resultados económicos del sector y la llegada de compradores chinos por primera vez desde la pandemia de coronavirus.
La capital económica de Italia presentará sus novedades para la moda femenina de la Primavera/Verano 2023 en el curso de 68 desfiles, más de 110 presentaciones y 30 eventos.
Mientras la pasada edición, en febrero, se ensombreció por el estallido de la guerra en Ucrania, esta nueva edición cuenta con una nutrida participación de periodistas, modelos, expertos y se desarrollará en la normalidad, con varias propuestas tanto femeninas como masculinas.
Las grandes firmas italianas, desde Gucci a Fendi pasando por Prada, Versace, Armani, Dolce & Gabbbana y Bottega Veneta presentarán las tendencias que marcarán el 2023.
A pesar de que Europa se enfrenta a una grave crisis energética y registra una inflación galopante, la facturación del sector moda en Italia aumentó de un 25% en el primer semestre del 2022.
«El mayor crecimiento del sector en los últimos 20 años», subrayó Carlo Capasa, presidente de la Cámara de la Moda Italiana durante la rueda de prensa de presentación.
Un crecimiento similar al del primer semestre del 2021, que había supuesto un repunte desde los niveles más bajos por la crisis desatada por el covid.
El crecimiento del sector se explica en parte por el aumento de los precios, debido al costo mayor de la energía y de las materias primas.
Se estima que en la segunda mitad del año se va a registrar un descenso, con previsiones muy inciertas para diciembre, lo que dependerá de las políticas para contener la inflación y la crisis energética.
Las cifras por exportaciones de los primeros cinco meses del 2022 aumentaron significativamente (+21,9% en moda, +30,2% en sectores relacionados).
Los mercados estadounidense y surcoreano fueron los más dinámicos, mientras ralentizó el de China, y por supuesto el de Rusia debido a las sanciones decididas por la industria del lujo tras la invasión rusa a Ucrania, con el consiguiente desplome (-26% en el sector moda, -68% en joyería, -23% en bisutería y -56% en óptica).
«El impacto de la crisis energética es significativo en la moda porque toda la cadena de suministro consume mucha energía. Para fabricar un tejido o un bolso se necesitan materias primas que consumen mucha energía», explicó Carlo Capasa.
«El impacto del costo de la energía en el producto era del 10%, y ahora saltó a por lo menos el 30%», explicó.
«Los precios no se pueden ajustar indefinidamente y eso pone a las empresas en la difícil posición de preguntarse si vale la pena producir», advirtió.
AFP