La presión inflacionista, agravada por la guerra en Ucrania, aumenta el riesgo de revueltas sociales e humanitarias en los países más pobres de Oriente Medio y Norte de África (región MENA), según un informe del Banco Mundial publicado el jueves.
«El incremento de los precios de los productos alimenticios podría tener efectos considerables, más allá del aumento de la inseguridad alimentaria», afirmó esta institución en sus últimas previsiones económicas, ya que, como resaltan, «históricamente, en la región MENA, los incrementos del precio del pan desencadenaron más conflictos sociales».
Rusia y Ucrania son dos importantes productores y exportadores mundiales de cereales y fertilizantes (necesarios para la agricultura). Además, Rusia es un actor clave del mercado de la energía.
En la región MENA, que tiene una gran dependencia de los suministros de trigo de estos dos países, la guerra «seguramente agravará la presión inflacionista provocada por la pandemia del covid-19», destacó el informe.
Según el Banco Mundial, la tasa de inflación en los países ricos del Golfo (productores de petróleo) podría pasar del 1,2% en 2021 al 3% este año. En los países importadores, la inflación se situaría en el 3,7%, por un 1,4% en 2021.
El aumento de los precios del petróleo podría, sin embargo, beneficiar a los países productores de crudo, y llevar el crecimiento regional al 5,2%, en 2022, el nivel más alto desde 2016.
«La región en su conjunto se mantiene por el petróleo» y se comporta «mucho mejor», que otras, explicó a la AFP Daniel Lederman, economista encargado para la región MENA. No obstante, el crecimiento es «insuficiente y desigual».
«Insuficiente, porque muchos países de la región son más pobres, en términos del PIB por habitantes, de lo que eran en 2019, antes de la pandemia», añade el economista.
Y «desigual, porque los países que se recuperarán más rápido, en 2022, son los exportadores de petróleo, pero los importadores sufrirán».
AFP