Los cascos estilo «burbuja» son el nuevo instrumento de innovación en materia de salud que permite brindar ventilación mecánica no invasiva a los pacientes con COVID-19 que presentan dificultad respiratoria leve o moderada.
Su uso fue explicado el jueves por médicos especialistas del Hospital El Tunal, uno de los más concurridos de Bogotá, por tratarse de los primeros cascos utilizados en Colombia para atender la pandemia justo mientras la ciudad atraviesa el segundo pico de contagios y se mantiene en emergencia hospitalaria por la alta ocupación de camas UCI, que asciende a 91,6% según datos oficiales de la alcaldía.
Ese centro de salud adquirió doce unidades del dispositivo de plástico transparente y hermético que permite inyectar oxígeno a los pacientes que lo requieran sin necesidad de intubación.
“Nos permite normalizar las variables fisiológicas que estamos buscando. Fundamentalmente en el caso del COVID-19 es normalizar los índices de oxigenación, que es lo que más se afecta en los pacientes críticos que recibimos en las unidades de cuidados intensivos”, dijo a la AP Carlos Oliver Cobian, especialista en medicina crítica y cuidados intensivos.
El dispositivo, disponible para pacientes adultos en el hospital, puede utilizarse de manera ininterrumpida hasta por 24 horas. Los médicos de la clínica donde se utilizan permiten que el paciente descanse del casco por unas horas al día para que pueda recibir alimentación.
“El casco se conecta a dos mangueras, una que va dirigida al aire y otra al oxígeno, tiene una válvula de presión positiva, que se adapta a la necesidad del paciente”, aseguró a la AP Dalis Johanna Ramírez, terapeuta respiratoria.
Los expertos han encontrado varias ventajas en el uso del casco para los pacientes y para el personal de salud. El dispositivo brinda mayor confort al paciente y disminuye la aparición de llagas en la cara por el uso continuado de la ventilación mecánica. Además, disminuye la generación de aerosoles al estar cerrado herméticamente, reduciendo la probabilidad de infección en el personal médico.
Según el médico intensivista Carlos Oliver Cobian, el tiempo de recuperación en los pacientes que han tenido una buena respuesta oscila entre los cinco y siete días, mientras que los pacientes intubados pueden pasar en promedio 15 días en una UCI.
“Con la disminución de la estadía en UCI, vamos a tener más camas disponibles para otros pacientes que la requieran. Eso habla también de impactar o disminuir la mortalidad de nuestros pacientes”, dijo Cobian. Como efectos adversos del dispositivo se pueden presentar edemas en miembros superiores o trombosis venosa profunda, aunque son “poco comunes”, señaló el especialista.
El médico aclaró que este tipo de dispositivo no puede ser utilizado en todos los pacientes, sólo en quienes presenten dificultad respiratoria leve o moderada. “Los pacientes que nos llegan con una frecuencia respiratoria mayor de 35, probablemente no van a ser candidatos al dispositivo”, agregó.
El casco, que ha sido usado en otros países como Italia, fue adquirido por la red pública de Bogotá por una inversión de 30 millones de pesos (8.600 dólares aproximadamente), en convenio con la Universidad Manuela Beltrán.
Bogotá ha incrementado su capacidad instalada de unidades de cuidados intensivos durante la pandemia: en marzo de 2020 contaba con 935 camas UCI y actualmente tiene 2.415, según datos oficiales.
Con información de AP