Tal día como hoy, pero en el año 2004, el empresario estadounidense, Mark Zuckerberg, hacía el lanzamiento de Facebook, la red social que, tras 17 años de existencia, cuenta con casi tres millones de usuarios activos, de manera mensual, en todo el mundo.
Zuckerberg concibió el proyecto desde su habitación de estudiante, en la Universidad de Harvard. Inicialmente, la plataforma fue pensada para facilitar el contacto y la comunicación entre los jóvenes que hacían vida en el campus.
Sin embargo, la herramienta se popularizó de tal forma que trascendió los muros de Harvard. Su alcance no sólo le permitió llegar a otras casas de estudios, sino que, rápidamente, le convirtió en un fenómeno global y social.
Casi dos décadas después, Facebook es una de las empresas tecnológicas más grandes del planeta. Su dimensión es de tal calado, que se le podría comprar fácilmente con gigantes como Microsoft o Apple.
Las ganancias generadas por la red le han permitido a su creador comprar aplicaciones rivales e integrarlas a su marca. De esa forma, Facebook se ha convertido en la propietaria de plataformas digitales como Instagram (comprada en 2019 por la “minucia” de 1.000 millones dólares) o WhatsApp (adquirida en 2014 por 19 millones de dólares).
Ese tipo de prácticas han activado las alertas de las autoridades estadounidenses, quienes sospechan que Mark Zuckerberg está haciendo esfuerzos para monopolizar y controlar el mundo de las redes sociales.
De hecho, el diciembre pasado, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) introdujo, en sociedad con 48 fiscales de la Unión Americana, una demanda en la que se le solicita a Facebook desinvertir, desprenderse de varias de sus aplicaciones y reducir el tamaño de la compañía.