«Las urnas que dieron el triunfo a Lula no son confiables», dice el bolsonarista José Carlos Flamino, quien exigía este viernes una intervención militar frente a un cuartel en Sao Paulo, adonde llegó hace diez días y piensa quedarse «hasta que sea necesario».
Este trabajador metalúrgico retirado, de 53 años, pasó las últimas noches en una de las tiendas de campaña alineadas frente a una de las rejas del comando paulista pidiendo «al ejército que garantice un proceso (electoral) transparente».
Seguidores del presidente Jair Bolsonaro se manifiestan para pedir la intervención de las Fuerzas Armadas frente a esta y otras sedes militares tras el balotaje presidencial del 30 de octubre, cuando el ultraderechista fue derrotado por su rival Luis Inácio Lula da Silva por estrecho margen (50,9% a 49,1%).
El excapitán del ejército «fue víctima de una injusticia, pero aquí estamos luchando por la patria», aclara Aguinaldo Coimbra, analista de mercado de 52 años, con la bandera de Brasil colgada en la espalda.
Ante el ingreso principal del cuartel en Sao Paulo, alrededor de un centenar de personas coreaba «SOS Fuerzas Armadas» y pedían a los militares «salvar a Brasil».
La mayoría vestía los colores o estaban enfundados en el estandarte nacional, que se ha convertido en un símbolo del bolsonarismo.
«Sin fecha definida para parar», rezaba una de las pancartas.
«Brasil no eligió, el pueblo no acepta. No queremos convertirnos en Venezuela; nuestra libertad no tiene precio», dice Lena Pasqualini, una vendedora de joyas de 62 años, mientras descansa en un puesto de apoyo donde se ofrecen alimentos provenientes de «donaciones».
En Rio de Janeiro, frente al cuartel central Duque de Caxias, los manifestantes también montaron un campamento.
La mañana de este viernes se concentraba alrededor de un centenar de personas en ese lugar. Tres días después de los comicios llegaron a ser miles.
Junto a las tiendas, rezaron y entonaron el himno nacional, observó la AFP.
«El resultado (de las elecciones) fue robado, y por eso Brasil entero está en las calles», se queja Paulo Campelo, un militar retirado de 70 años.
«Queremos que el ejército elimine a esos canallas que están queriendo validar un resultado fraudulento de las elecciones», agrega en alusión a la justicia electoral y al izquierdista Lula.
– Lula: «Uno gana, otro pierde» –
Las Fuerzas Armadas afirmaron este viernes en un comunicado oficial que «la solución a posibles controversias (…) debe valerse de los instrumentos legales del estado democrático de derecho».
Los manifestantes denuncian un «fraude» supuestamente perpetrado con el sistema de urnas electrónicas, instalado en Brasil desde 1996, y cuestionado sin fundamentos por Bolsonaro.
Esa posibilidad, sin embargo, fue descartada por numerosos observadores internacionales y un informe de las propias Fuerzas Armadas difundido el miércoles.
Lula pidió el jueves a «la minoría que está en las calles» volver a su casa.
«La democracia es eso, uno gana, otro pierde», señaló el presidente electo.
Además de manifestaciones ante cuarteles, el rechazo de bolsonaristas al resultado electoral derivó en bloqueos de centenares de carreteras en los días posteriores al balotaje.
Bolsonaro, quien no ha reconocido abiertamente su derrota y se mantiene prácticamente desaparecido de la vida pública desde hace más de una semana, pidió a sus seguidores que desbloquearan las carreteras, pero apoyó las protestas en otros lugares.
Este viernes las rutas brasileñas se encontraban completamente liberadas, según informó a la AFP la Policía Federal de Carreteras (PRF).
AFP.