La oficina del primer ministro británico no celebrará una fiesta de Navidad este año, aseguró el viernes el portavoz de Boris Johnson, enfrentado a la ira popular por acusaciones de que su personal se saltó el confinamiento el año pasado.
«No hay ningún plan» de festejar en Downing Street, afirmó el portavoz, vinculando la decisión a las medidas reforzadas anunciadas el miércoles contra el avance de la variante ómicron del coronavirus.
«Creo que hemos dejado claro que la situación con el ómicron nos tiene muy ocupados en este momento», agregó.
El anuncio se produce pese a que Johnson dijo específicamente el miércoles que espera que la gente siga adelante con las celebraciones navideñas y otros eventos festivos, aunque actuando con prudencia.
A partir del lunes, todo el que pueda en Inglaterra deberá volver a trabajar desde casa, lo que llevará a muchas empresas a cancelar cenas y festejos, asestando un duro golpe a la hostelería.
Johnson está bajo enorme presión desde que la prensa informó de que el personal de Downing Street celebró el año pasado una fiesta ilegal en un momento en que las restricciones contra el covid-19 prohibían reunirse en interiores en Londres.
Además de comer y beber, se afirma que los colaboradores del primer ministro realizaron juegos e intercambiaron regalos en una reunión nocturna el 18 de diciembre de 2020, y que el entonces director de comunicaciones de Johnson, Jack Doyle, dio un discurso.
Un día después, Johnson impuso a toda la capital y el sureste de Inglaterra la consigna de «quedarse en casa» y los británicos tuvieron que cancelar sus planes navideños con familia y amigos.
Johnson afirmó en el Parlamento que le aseguraron que no se había infringido ninguna norma y ordenó una investigación interna.
Pero su exportavoz acabó dimitiendo entre sollozos tras filtrarse un vídeo en el que bromeaba durante un ensayo de rueda de prensa sobre la supuesta fiesta, tratando de encontrar qué decir al respecto si la prensa le preguntaba.
AFP