Es un simple escritorio de caoba, como los de los otros 99 senadores, pero éste encierra un poder secreto capaz de unir a demócratas y republicanos en un Congreso estadounidense profundamente dividido. Es el «escritorio de los dulces», donde hay golosinas desde hace más de medio siglo.
Listo para endulzar las largas sesiones nocturnas de debates y votaciones, e incluso los juicios de destitución, este tesoro está escondido en la última fila, en el lado republicano, junto a una de las puertas más concurridas.
La misión es crucial: el senador que la ocupa tiene que asegurarse de que su cajón siempre esté lleno. Especialmente durante semanas de intensas negociaciones como las que el Congreso acaba de llevar a cabo sobre los colosales planes de inversión de Joe Biden: la deuda estadounidense y el presupuesto.
«Puedo garantizarles que el escritorio de los dulces está actualmente, y seguirá estando, bien abastecido», dijo a la AFP su ocupante, el senador de Pensilvania Pat Toomey.
Los legisladores, casi 30 de los cuales tienen más de 70 años, se encuentran a veces atrapados en el Senado durante la noche, a la espera de una votación decisiva, y reciben un impulso de energía con los chocolates y golosinas.
Durante el primer juicio de destitución de Donald Trump en 2020, el equipo del republicano Toomey llevó cajas enteras de dulces por los pasillos del Senado para mantener su escritorio abastecido durante las largas horas de audiencia.
El senador lleva desde 2015 al frente de esta gaveta poco conocida y de la que existen pocas imágenes debido a las estrictas normas que prohíben las fotos en el hemiciclo.
«Tiene sentido que el senador de Pensilvania ocupe el escritorio de los dulces, ya que somos el primer fabricante de dulces de Estados Unidos y del mundo», dijo Toomey.
En Pensilvania hay unos 200 fabricantes de bombones, entre ellos Hershey’s, que emplea a unas 10.000 personas, según Toomey.
Hay una norma que prohíbe a los senadores aceptar regalos, pero hay excepciones, como los productos poco costosos que vienen de sus estados y están destinados a ser distribuidos.
– Mantener a los senadores despiertos
La tradición comenzó en 1968, cuando un republicano californiano, el actor y bailarín George Murphy, se instaló en ese escritorio.
Conocido por su afición a los dulces, invitaba a sus colegas a compartir su provisión de bombones, que guardaba en el cajón.
Desde entonces, la dulce costumbre ha continuado con otros republicanos que han ocupado esa mesa, como John McCain o Rick Santorum, que se sentaron allí durante el juicio de destitución de Bill Clinton en el caso Monica Lewinsky.
«Realmente juega un papel importante para mantener a los senadores despiertos durante esas largas horas de testimonios», dijo Santorum a la radio NPR en enero de 2020.
Según el exsenador de Pensilvania, el equipo jurídico del presidente demócrata se quejó en su momento de que se le privara de bombones.
Santorum reconoció la injusticia y se aseguró de que hubiera suficientes bombones para el resto del juicio, a pesar de las feroces batallas políticas.
Entonces, ¿han quedado atrás las divisiones sobre las golosinas?
No tan rápido.
«¡Yo dirijo el escritorio de los dulces!», dice el demócrata Cory Booker a la AFP.
Pat Toomey reparte los bombones en el bando republicano «y yo en el demócrata», insiste el senador de Nueva Jersey que, durante los juicios de destitución de Donald Trump, agasajó a su bando con M&Ms, fabricados en su estado desde los años 40.
«Muchos de mis colegas, especialmente el líder de la mayoría, Chuck Schumer, «se comen mis M&M», insiste, lleno de entusiasmo, este excandidato a las primarias presidenciales estadounidenses.
Entonces, ¿también se los da a los republicanos?
«Ahora que lo pienso, me pregunto por qué nunca puse un bombón en el escritorio de Toomey», admite, y dice que ahora está «motivado» para hacerlo cuanto antes.
Es que «los pequeños actos de bondad hacen avanzar al mundo».
AFP