Francia rinde homenaje este sábado al profesor de historia Samuel Paty, convertido en símbolo de la libertad de expresión después de ser decapitado hace justo un año por un joven islamista checheno por haber mostrado en clase caricaturas de Mahoma.
El 16 de octubre de 2020, Samuel Paty, de 47 años, fue apuñalado y después decapitado mientras volvía a su casa en una calle cercana a su colegio Bois d’Aulne en el tranquilo suburbio parisino de Conflans-Sainte-Honorine.
Su asesino Abdullakh Anzorov, un refugiado checheno de 18 años abatido poco después por la policía, le reprochaba haber enseñado caricaturas de Mahoma en clase y ofreció dinero a jóvenes estudiantes para que le enseñaran quién era.
En total, quince personas han sido imputadas en este caso.
El sábado se celebran varias ceremonias en homenaje a este profesor de historia y geografía a quien el presidente Emmanuel Macron calificó de «héroe tranquilo» de la República Francesa.
En la entrada del ministerio de Educación nacional en París, el primer ministro francés Jean Castex inauguró una placa, acompañado por los padres y la familia de Samuel Paty.
En un discurso solemne, el jefe de gobierno presentó al profesor como «un servidor de la República», «víctima del terrorismo islamista y la cobardía humana».
Por su parte, varios cientos de habitantes de Eragny-sur-Oise, donde vivía Paty, padre de un niño pequeño, se reunieron a media mañana para una ceremonia.
La familia de Paty será recibida por el presidente en el Elíseo y después se bautizará una plaza parisina en su honor. También se inaugurarán un monumento en forma de libro en Conflans.
El atentado conmocionó un país que ya había sufrido varios ataques yihadistas en la última década y reavivó los encendidos debates sobre la libertad de expresión, la religión, el laicismo o el derecho a la blasfemia.
Samuel Paty «buscaba la forma de hacer reflexionar», explicó una de sus hermanas, Gaëlle, al diario La Croix.
Enseñar las caricaturas del profeta Mahoma, las mismas que estuvieron en el origen del sangriento atentado contra la redacción de la revista Charlie Hebdo en 2015, era para el profesor «el punto de partida de un debate», añadió.
Pero esos dibujos terminaron por firmar su condena a muerte después de que el padre de un alumno, respaldado por un militante islamista, lanzara una virulenta campaña contra él en redes sociales.
– Conmoción –
Desde entonces, los traumatizados profesores de ese centro de secundaria habían guardado silencio ante las solicitudes de los medios.
Pero con la cercanía del aniversario, siete de los 50 profesores de la escuela explicaron al diario Libération y a la radio France Inter «su Samuel Paty», comprometido con sus alumnos y siempre dispuesto a debatir con sus compañeros.
«Un ser humano como los demás» y no «la especie de mito» en que se ha convertido desgraciadamente por el atentado, dijo uno.
Después del ataque, muchos profesores pidieron la baja. «Hasta quince educadores llegaron a estar ausentes simultáneamente», indica el rectorado de Versalles, que habilitó un teléfono de atención hasta final de este mes de octubre.
El viernes, alumnos de la escuela fueron invitados a leer los poemas que habían escrito sobre su profesor.
«Los poemas están bien, pero me hicieron pensar que estaría bien estar todavía con él. Hubiera querido aprender a conocerlo más», dijo a AFP Guillaume, de 14 años, que tuvo a Samuel Paty como profesor principal el curso anterior.
La comunidad escolar se vio sacudida también por la imputación de cinco alumnos, de entre 13 y 15 años en ese momento, por haber señalado al asesino quién era el profesor.
El atentado fue «una conmoción en muchos sentidos» y «su repercusión todavía es considerable», indicó Jean-Jacques Brot, prefecto del departamento de Yvelines, donde está el instituto.
Desde el punto de vista de la seguridad, «implicó un sobresalto en la reflexión de todos los servicios, ya fuera el ministerio de Interior o el de Educación, en materia de inteligencia, análisis o previsión».
Con información de AFP