Un grupo de personas en al menos 10 vehículos que transportan ayuda humanitaria espera en el parador de Guayas, frente a la Subdelegación del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Las Tejerías, que funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) les permitan el acceso a la zona afectada por el deslave ocurrido el sábado 8 de octubre.
Algunos oficiales les indican que esperen por autorización para poder pasar, otros dicen que está completamente prohibido.
«El que quiera puede pasar, pero caminando», señala un funcionario.
Finalmente, después de una larga espera, los militares confirman que no pueden dejar ingresar vehículos al área.
Esta es la primera de una serie de trabas a la que se enfrenta la sociedad civil que busca colaborar con las familias afectadas por la tragedia, que hasta los momentos suma 54 fallecidos, 8 desaparecidos y más de 700 viviendas perjudicadas, según las últimas cifras oficiales.
Ante la restricción en el paso de vehículos por la carretera Panamericana, quienes deseen llegar hasta la zona del desastre pueden tomar una vía alterna de difícil acceso por la montaña o caminar aproximadamente 2,5 kilómetros hasta llegar al pueblo.
También pueden entregar la ayuda directamente a los militares, quienes se comprometen a hacerla llegar a los afectados.
Aquellos con vehículos de doble tracción se aventuran a llevar los cargamentos de comida, ropa y otros enseres por la ruta alterna. Otros emprenden la caminata de unos 30 minutos o más con grandes bolsas a cuestas. «Todo sea por ayudar a los hermanos», dice un grupo de hombres y mujeres pertenecientes a una Iglesia evangélica antes de iniciar la marcha a pie.
Son muchas las organizaciones nacionales e internacionales que han anunciado que enviarán donaciones para las personas afectadas por el deslave. Además, cientos de centros de acopio en todo el país reúnen los enseres necesarios para enviarlos a los más necesitados.
Con información El Nacional