Israel autorizó la entrada de ayuda humanitaria a Gaza por uno de sus pasos fronterizos ante la presión internacional y especialmente de Estados Unidos, que le pide reducir la intensidad de los ataques y que proteja a los civiles.
El viernes, el ejército israelí reconoció haber matado a tres de los rehenes secuestrados el 7 de octubre por Hamás, tras identificarlos «por error» como una «amenaza».
El conflicto entre Israel y Hamás comenzó ese día, cuando los milicianos del grupo islamista palestino lanzaron un sangriento ataque en suelo israelí, en el que murieron unas 1.200 personas y cerca de 250 fueron secuestradas, según las autoridades.
Como represalia, Israel prometió «aniquilar» a Hamás, en el poder en Gaza desde 2007 y considerada organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel. Según el Ministerio de Salud de Hamás, al menos 18.800 personas han muerto en la Franja de Gaza.
Ante la presión por proteger a los civiles, Israel anunció que permitirá «temporalmente» la entrada de ayuda humanitaria a Gaza por uno de sus puntos de paso, en Kerem Shalom, para descongestionar el de Rafah, fronterizo con Egipto.
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El representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los territorios palestinos celebró la apertura del terminal, añadiendo que hay que «trabajar» en el acceso de camiones con suministros básicos en todo el territorio palestino, asediado por Israel desde el 9 de octubre.
– «Todo escasea en Gaza» –
La guerra sumió a la Franja de Gaza en una grave crisis humanitaria y 1,9 millones de habitantes (un 85% de su población) fueron desplazados, según la ONU. Muchos de ellos tuvieron que huir varias veces, a medida que los combates se extendían.
La ONU advirtió de un «colapso de orden civil» en la Franja de Gaza, y afirmó que el hambre y la desesperación empujaba a los habitantes a apoderarse de la ayuda humanitaria, que llega con cuentagotas.
«No tenemos comida, ni agua, ni refugio. Todo escasea en Gaza», dijo desesperado un habitante del campo de Jabaliya (norte) que no quiso dar su nombre.
En Jan Yunis (sur), el Ministerio de Salud de Hamás indicó el viernes que los bombardeos dejaron «decenas de muertos y heridos». En la misma ciudad, el movimiento islamista indicó que hizo explotar una casa donde había soldados israelíes.
La localidad vecina de Rafah también fue atacada. «Dormíamos en nuestra casa y de repente hubo un ataque, como una bomba de barril», lleno de explosivos, contó a la AFP un superviviente, Bakr Abu Hajjaj.
Varios cohetes fueron interceptados por la defensa antiaérea israelí sobre Jerusalén.
Ante el alto número de pérdidas civiles en Gaza, Estados Unidos, principal aliado de Israel, empezó a dar muestras de impaciencia, pidiendo que la ofensiva israelí «pase a «operaciones de baja intensidad» en «un futuro próximo».
«Quiero que [los israelíes] se concentren en cómo salvar vidas civiles. No que dejen de perseguir a Hamás, sino que tengan más cuidado», declaró el presidente estadounidense, Joe Biden.
Sin embargo, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, advirtió que «habrá más batallas difíciles en los próximos días».
El ejército israelí afirmó el viernes que, en total, 119 soldados murieron en Gaza desde el inicio de la ofensiva terrestre el 27 de octubre.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, estimó en Tel Aviv que cuando termine la guerra, no sería «correcto» que Israel ocupe la Franja de Gaza a largo plazo.
En Ramala, en Cisjordania ocupada, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, dijo a Sullivan que cualquier intento de «separar y aislar» a Gaza del Estado palestino era «inaceptable».
– Rehenes muertos –
La ofensiva permitió a Israel tomar el control de varios sectores en el norte, antes de extenderse a todo el territorio.
El viernes, el ejército explicó que los soldados habían disparado contra los rehenes tras identificarlos «por error» como «una amenaza».
Las víctimas fueron identificadas como Yotam Haïm, de 28 años, Samer al Talalka, de 25 años, y Alon Lulu Shamriz, de 26 años. Todos residían en kibutz.
Sus cuerpos fueron repatriados a Israel.
El ejército también dijo haber recuperado los cadáveres de otros tres rehenes en la Franja de Gaza.
Unas 132 personas siguen en manos de Hamás y de grupos aliados, después de que 105 fueran liberadas durante una breve tregua de siete días que expiró el 1 de diciembre.
La cadena de televisión Al Jazeera indicó que su camarógrafo Samer Abu Daqar murió el viernes y otro de sus periodistas, Wael Dahdouh, resultó herido «tras lo que creemos que fue un ataque israelí con dron» en una escuela de Jan Yunis.
Y en Jerusalén Este, un periodista de la agencia turca Anadolu fue violentamente atacado por la policía israelí mientras trataba de tomar fotos de palestinos rezando.
En imágenes recuperadas por la AFP se veía al fotógrafo, Mustafa Alkharuf, primero golpeado en la cara y luego pateado. Un portavoz policial indicó que los agentes fueron suspendidos.
Más de 60 periodistas y empleados de medios de comunicación han muerto desde el comienzo de la guerra.
El conflicto multiplicó también las incursiones del ejército israelí en Cisjordania, donde han muerto más de 280 palestinos desde su inicio.
AFP