El boxeador venezolano Eldric Sella, primer deportista latinoamericano en competir en el Equipo Olímpico de Refugiados, debutó el lunes con una rápida derrota en los Juegos de Tokio tras la que recalcó que sigue comprometido con su país.
«Yo represento a Venezuela también», dijo Sella entre la emoción y la rabia tras sufrir un nocáut técnico con solo 67 segundos de combate ante el dominicano Euri Cedeño.
«Vine como refugiado pero, para mí, yo sigo representando a mi país, a los que se fueron y a los que están ahí y siguen luchando por un mejor país», alcanzó a decir en la zona mixta, llevándose el puño a la boca y conteniendo las lágrimas.
«Represento a todos y me siento mal por no haber cumplido con ellos ni conmigo mismo», lamentó.
Sella, de 24 años, abandonó Venezuela en 2018 en medio de la fuerte crisis política, económica y de seguridad de su país y pidió asilo en Trinidad y Tobago.
Antiguo miembro del equipo de boxeo nacional, Sella tuvo diversos trabajos en la isla caribeña hasta que volvió a probar fortuna en los rings, brilló en un torneo nacional y consiguió una beca del Comité Olímpico Internacional (COI).
En su estreno olímpico, el venezolano sufrió los embates de Cedeño desde el principio y a los 15 segundos ya se fue a la lona.
Tras reanudarse la pelea, el dominicano encadenó un potente zurdazo en la oreja de Sella y un derechazo en la cara que dejaron aturdido a su rival.
Con un minuto y 7 segundos disputados, el árbitro irlandés Diarmuid MacDiarmada paró la pelea y dio a Cedeño como ganador de este combate de la ronda preliminar del peso mediano (69-75 kg).
Pocos combates antes, el equipo nacional venezolano se acababa de quedar sin representantes en el boxeo, una de sus mejores bazas olímpicas, tras la eliminación de Yoel Finol, plata en Rio-2016.
«Es un compañero que conozco de la ciudad de Caracas», dijo Finol tras su combate a la AFP sobre Sella. «Esperemos que le vaya bien y consiga la victoria».
– Primer latino en equipo de refugiados –
El combate en la arena Kokugikan culminó un inédito viaje para un deportista de América Latina, desde ser una promesa del equipo nacional venezolano hasta incorporarse al combinado de refugiados creado para Rio-2016 y que hasta ahora concedía oportunidades olímpicas a atletas de África y Asia.
Sella comenzó a boxear a los nueve años cuando un gimnasio cercano a su casa ofreció clases gratuitas a los niños del barrio. En 2012, con 13 años, conoció el triunfo ganando un Campeonato Nacional en el que peleaba contra adolescentes hasta tres años mayores.
En 2018 abandonó su casa en la emblemática barriada caraqueña 23 de Enero en el contexto de crisis del país con las mayores reservas de petróleo del mundo, que ha llevado a más de cinco millones de venezolanos a emigrar desde 2015, según estimaciones de la ONU.
Sella había llegado a formar parte de la selección nacional venezolana a los 18 años pero, solo siete meses después, salió del equipo junto a otros compañeros por falta de recursos.
En 2018 fue invitado a un torneo de boxeo en Trinidad y Tobago y aprovechó el viaje para solicitar asilo.
Unos 24.000 refugiados y migrantes venezolanos residen en Trinidad y Tobago, muchos de ellos después de afrontar un peligroso viaje por mar en el que más de un centenar de personas murieron en naufragios entre 2018 y 2020.
Una vez en la isla, Sella consiguió diversos trabajos puntuales para ganarse la vida mientras mantenía como podía sus entrenamientos de boxeo.
En 2019 se sintió de nuevo boxeador al ganar la medalla de plata en el Campeonato de la Asociación de Boxeo de Trinidad y Tobago.
Espoleado por el triunfo, encontró información en Instagram sobre el primer Equipo Olímpico de Refugiados que compitió en Rio-2016 y envió numerosos correos electrónicos hasta que acabó recibiendo una beca del Comité Olímpico Internacional (COI).
«En este programa tendré la oportunidad de participar en los Juegos Olímpicos y representar no solo a mí, sino a millones de personas de todo el mundo que, como yo, se vieron obligadas a dejar atrás su hogar y sus sueños», dijo Sella en unas declaraciones difundidas por ACNUR.
En los últimos dos Juegos, el Equipo de Refugiados ha contado con 39 miembros de una docena de países, incluidos Siria, Sudán del Sur, Afganistán, República Democrática del Congo y ahora Venezuela.
Este lunes, preguntado sobre sus sentimientos al convertirse en deportista olímpico en estas condiciones, Sella pensó su respuesta durante 20 segundos.
«Me verás en los próximos Juegos y te contestaré a esa pregunta allí», afirmó. «Estar aquí no es suficiente para mí. Yo quería ganar».