España suprimió desde este lunes la obligación de que los pacientes leves o asintomáticos de covid-19 guarden cuarentena, para enfocar sus esfuerzos en los casos más graves o en personas vulnerables, en una nueva estrategia para tratar la enfermedad como endémica.
El país, uno de los que más sufrió en Europa durante la primera ola de la pandemia y que decretó uno de los confinamientos más estrictos del mundo en la primavera boreal de 2020, justificó este golpe de timón por los altos niveles de inmunidad de la población y la baja incidencia actual.
Como lo adelantó el gobierno en enero, el objetivo es tratar al coronavirus ya no como una pandemia sino como una enfermedad endémica con la que convivir, similar a la gripe.
Según el ministerio de Sanidad, esta «estrategia diferente (…) tras la fase aguda de la pandemia» concentrará sus esfuerzos en «personas y ámbitos de mayor vulnerabilidad», lo que implica «aceptar un cierto nivel de transmisión» entre la población vacunada y joven.
Además de levantar la obligatoriedad de aislarse para casos asintomáticos y leves, el gobierno puso fin a la realización de test a todos los casos sospechosos y sus contactos, para privilegiar a personas de más de de 60 años, inmunodeprimidos y embarazadas, así como personal del sistema de salud o casos graves.
De todos modos, a los pacientes leves se les recomienda actuar con «prudencia»: usar mascarilla, todavía obligatoria en interiores en todo el país, y limitar su contacto con terceras personas, particularmente aquellas de riesgo.
Desde mediados de marzo, el gobierno dejó de publicar a diario las cifras de contagios y muertos por el covid, para hacerlo dos veces por semana. De todas maneras, el hecho de dejar de hacer test masivamente modificará la manera de contabilizar los casos.
España posee una de las tasas de vacunación más elevadas del mundo, con 92,4% de su población mayor de 12 años totalmente inmunizada y más de la mitad de sus 47 millones de habitantes incluso con la dosis de refuerzo, en un país donde este tema no generó mayor debate.
En diciembre y enero, sufrió una ola impulsada por la variante ómicron, que llevó al país a registrar un récord de casi 180.000 contagios al día, y que sirvió para ampliar la inmunidad natural en la población.
De todos modos, el número de muertos y casos graves fue bastante inferior que en olas anteriores.
De nuevo en aumento en las últimas semanas, la incidencia acumulada se ubicó en 461 casos por cada 100.000 personas en catorce días. El 17 de enero se alcanzó una incidencia récord de 3.397.
AFP