El número de fallecidos por la COVID-19 alcanzó este lunes una cifra impensada hace tres años cuando comenzó la pandemia: seis millones de muertes.
El último millón de muertes se registró en los últimos cuatro meses, según la Universidad Johns Hopkins. Eso es un ritmo ligeramente menor que el millón anterior de fallecidos, pero revela que muchos países siguen sufriendo por el coronavirus.
Islas remotas del Pacífico a las que su aislamiento protegió del virus durante mucho tiempo afrontan ahora sus primeros brotes y fallecimientos, impulsados por la contagiosa variante ómicron.
Hong Kong, donde las muertes se han disparado, hará tres pruebas a todos sus 7,5 millones de habitantes este mes en un esfuerzo de mantenerse en la estrategia china de tolerancia cero contra la enfermedad.
Las tasas de mortalidad seguían altas en Polonia, Hungría, Rumanía y otros países en el este de Europa, donde más de 1,5 millones de refugiados huyeron de la guerra en Ucrania, un país con una baja cobertura de vacunas y altas cifras de casos y muertes.
Estados Unidos se acercaba al millón de muertes reportadas en su territorio, la cifra oficial de muertos más alta del mundo.
Las cifras de muertos en todo el mundo siguen siendo más altas entre personas sin vacunar contra el virus, señaló Tikki Pang, profesor visitante de la facultad de medicina en la Universidad Nacional de Singapur y copresidente de la Coalición de Inmunización de Asia Pacífico.
“Esta es una enfermedad de los no vacunados, miren lo que ocurre en Hong Kong ahora mismo, el sistema de salud se ve sobrepasado”, dijo Pang, exdirector de política de investigación y cooperación de la Organización Mundial de la Salud.
Con información de Infobae.