Hasta el momento se han establecido unos 400 equipos médicos de emergencia y sitios de atención médica alternativa, según datos proporcionados por la OPS. Estos lugares se implementaron para que los países pudieran ampliar su capacidad operativa ante la grave crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Ese plan ha permitido que la región sur del continente americano cuente ahora con 14.000 nuevas camas de hospital y 1.500 camas de cuidados intensivos, según detalló Etienne en una conferencia de prensa para hablar sobre esta cuestión.
La lenta distribución de la vacuna: sus consecuencias
La lenta distribución de la vacuna en América Latina está teniendo consecuencias directas en la propagación del virus, ya que se siguen registrando altos índices de contagios y de muertes derivados del coronavirus. En la última semana, hubo 1,2 millones de infecciones por COVID-19 y casi 34.000 perdieron la vida, de acuerdo con los datos facilitados por la OPS.
Hay algunas “zonas rojas” que están bajo la lupa de los expertos sanitarios de la OPS. En América Central se ha dado un aumento de casos positivos en las regiones de Honduras y Costa Rica que limitan con Nicaragua. La misma tendencia se ha registrado en las zonas fronterizas de Guatemala y El Salvador, y también en las áreas de Bolivia y Guyana que limitan con Brasil.
Los pronósticos tampoco son muy buenos para Colombia después de dos semanas de protestas en las calles, según apunta el informe de la OPS.
Estos datos no son nada esperanzadores para los expertos sanitarios, ya que pronostican que en las próximas semanas se tendrán que requerir unos 50.000 profesionales de la salud adicionales -20.000 médicos y 30.000 enfermeros- “para gestionar las necesidades de las unidades de cuidados intensivos de aproximadamente la mitad de los países de América Latina y el Caribe”.
Llamado a la región
Con todo, la OPS hace un llamado a las administraciones de toda la región para seguir impulsando nuevos planes para mejorar la respuesta a la pandemia, invertir en nuevos profesionales de la salud y garantizar que el sistema sanitario cuenta con las “herramientas, la formación y los recursos” para que el personal pueda trabajar con “seguridad”.
Se calcula que, desde la irrupción de la pandemia, por lo menos 1,8 millones de trabajadores de la salud se han contagiado y que 9.000 han muerto a causa del virus.
“Honremos el trabajo, el sacrificio y las contribuciones del personal de enfermería de las Américas, quienes están ayudando a proporcionar atención vital a personas con Covid-19” comentaba Etienne.
Más inversión sanitaria
En esa línea, la directora de la OPS dijo que a lo largo de esta crisis sanitaria se ha podido comprobar “lo que ocurre cuando los países restan prioridad a los sistemas sanitarios”.
“No importa si se trata de escasez de equipo de protección personal, de camas en las unidades de cuidados intensivos, de oxígeno o de personal sanitario, los países se están viendo obligados a actuar rápidamente para compensar años de inversión”, explicó.
“Mientras han ampliado drásticamente su capacidad de atención de salud en pocos meses, nuestros trabajadores de salud siguen sintiendo la presión de esta pandemia”, concluyó Etienne.
Con información de VOA