A dos días del inicio del Open de Australia, el número uno del tenis mundial, Novak Djokovic, volvió a un centro de detención de Melbourne mientras la justicia examina su deportación por no estar vacunado contra el covid.
El serbio de 34 años está de regreso al famoso centro de detención de migrantes en el que estuvo durante cinco días la semana pasada, hasta que sus abogados consiguieron revertir una primera expulsión del país.
El gobierno australiano canceló el viernes por segunda vez su visado, pero no procedió a su expulsión inmediata a la espera de que la justicia se pronuncie sobre el recurso presentado por los abogados del jugador.
El caso está en manos de una corte federal, después de que el juez de Melbourne ante el que apelaron los abogados del tenista se declarara incompetente. Este cambio puede ralentizar el procedimiento, estimó su defensa.
Según la documentación presentada ante la justicia, las autoridades del país oceánico argumentan que la presencia de Djokovic «puede alentar el sentimiento antivacunas» y provocar «agitación social», motivos por los que solicitan su expulsión.
El tribunal celebró una audiencia este sábado, que Djokovic siguió telemáticamente, y tiene prevista otra el domingo, apenas un día antes del supuesto debut de Djokovic en el Melbourne Park ante su compatriota Miomir Kecmanovic.
Tras la sesión, un convoy de vehículos se trasladó desde el despacho de abogados del tenista, donde estaba custodiado por agentes, hasta el antiguo Park Hotel reconvertido en centro de migrantes.
El caso puede tener repercusiones a largo plazo para el número uno mundial, que se arriesga a tener prohibida la entrada a Australia durante tres años.
Eso supondría un duro revés para «Nole», que aspira a ganar su décimo título en Melbourne y su 21ª victoria en un Grand Slam, batiendo el récord absoluto que comparte ahora con Roger Federer y Rafael Nadal.
– Proteger los sacrificios de Australia –
El interés deportivo del primer Grand Slam del año quedó eclipsado por la saga judicial de Djokovic, convertido en uno de los referentes mundiales de los antivacunas.
Hace 10 días, «Nole» viajó a Australia tras haber obtenido una exención de vacunación de los organizadores del torneo por haber dado positivo de covid-19 a mediados de diciembre.
Sin embargo, a su llegada al país, las autoridades fronterizas no consideraron que una infección reciente justificara una excepción, anularon su visado y lo enviaron al antiguo Park Hotel.
El tenista estuvo allí encerrado hasta el lunes, cuando sus abogados consiguieron que un juez australiano le dejara en libertad por un error de procedimiento durante su interrogatorio en el aeropuerto de Melbourne.
Pero el viernes, el ministro de Inmigración australiano, Alex Hawke, usó su poder ejecutivo para volver a anular el visado de Djokovic, argumentando motivos de «salud y orden público».
«Los australianos han hecho muchos sacrificios durante esta pandemia y esperan, como es lógico, que el resultado de estos sacrificios sea protegido», defendió el primer ministro conservador Scott Morrison, bajo presión a cuatro meses de elecciones generales.
Después de casi dos años expuestos a uno de los cierres fronterizos más restrictivos del mundo para frenar la propagación del covid-19, los australianos enfurecieron al conocer la exención médica otorgada al tenista serbio.
«El caso definirá cómo turistas, visitantes extranjeros y ciudadanos australianos ven las políticas migratorias y ‘la igualdad ante la ley’ en los años venideros», dijo Shanzhan Guo, profesora de derecho en la Flinders University.
– «¿Por qué le maltratan?» –
Sus abogados argumentan que el gobierno no ha mostrado «ninguna prueba» de la amenaza que supuestamente representa Djokovic para los australianos y tratan de que pueda seguir en libertad hasta la resolución del caso.
En Serbia, la saga se ha convertido en una cuestión nacional. «¿Por qué le maltratan, por qué le atacan, no solo a él sino también a su familia y a toda la nación?», dijo el presidente Aleksandar Vucic.
Djokovic admitió esta semana «errores» en toda la polémica, como incluir información falsa en su declaración de viaje entregada a las autoridades australianas o haberse reunido con un periodista después de haber dado positivo al covid-19.
El caso genera hastío entre los tenistas. «Cansado» de hablar de ello, el español Rafael Nadal opinó que «el Open de Australia es mucho más importante que cualquier jugador».
«Si termina jugando, bien. Y si no termina jugando, es lo que hay. (…) Será un gran Open de Australia con o sin él», insistió.
Por su parte, la actual campeona femenina, la japonesa Naomi Osaka, consideró que es una «desafortunada situación». «Es un gran jugador y es triste que la gente pueda recordarlo de esta forma», afirmó.
AFP.