El fútbol, con sus ríos de dinero, puede convertir a sus estrellas en «objetivos prioritarios» de los «buitres» que planean en su entorno. Se trata de un fenómeno viejo que en los últimos años se ha visto amplificado por las redes sociales, algo que el reciente ‘caso Paul Pogba’ pone encima de la mesa.
No faltan historias sórdidas en el fútbol y la última en sumarse a la lista es el intento de extorsión a gran escala del que dice ser víctima Paul Pogba, campeón del mundo con Francia y jugador de la Juventus.
El mediocampista de 29 años declaró a los investigadores del caso que fue víctima de una trampa de unos amigos de la infancia y dos encapuchados armados, que le reprochaban no haberles ayudado económicamente. Se le exigió una suma de 13 millones de euros (12,9 millones de dólares) y Pogba afirmó haber pagado unos 100.000 euros (99.750 dólares).
La historia salió a la superficie cuando el sábado fue publicado un enigmático vídeo de Mathias Pogba, hermano mayor de Paul Pogba y con el que no mantiene buena relación. Mathias Pogba prometió en dos ocasiones hacer «revelaciones» sobre su hermano Paul y, especialmente, sobre su supuesto recurso a los servicios de un brujo.
En Francia se abrió el pasado 3 de agosto una investigación por extorsión en banda organizada. El caso ha sido confiado a la Oficina Central de Lucha contra el Crimen Organizado.
– El precedente de Adebayor –
Pogba no es el primer futbolista de relumbrón en decir sentirse víctimas de personas de su entorno.
El exatacante togolés Emmanuel Adebayor, por ejemplo, dijo haber sido víctima de un chantaje por parte de su familia, en un testimonio realizado en 2018 a la televisión Canal+.
«En cuanto te conviertes en futbolista, en cuanto te haces famoso, en cuanto comienzas a ganar un poco de dinero, todo cambia», dijo.
Ante el ‘caso Pogba’, el entrenador del Nantes, Antoine Kombouaré, lamentó el martes los peligros añadidos a los que deben enfrentarse los jugadores.
«Para los muchachos, es muy duro. Cuando ganas tanto dinero hay muchos buitres alrededor», afirmó. «Ya sea el entorno familiar o lo que se llama el primer círculo, los agentes, los asesores… No imagináis la presión que sufren los muchachos», aseveró.
El sindicato de futbolistas profesionales de Francia (UNFP) intenta alertar sobre este fenómeno, que viene desde hace muchos años.
En salario, «el futbolista profesional siempre ha estado por encima» de sus seres cercanos por lo que «para nosotros no hay más codicia que la que había hace 20, 30 o 50 años», subraya Philippe Lafon, director general del UNFP.
Pero por contra, los medios de presión se han multiplicado con Internet: «Una foto, un vídeo de una acción de un jugador, puede cambiarlo todo» porque «va a dar la vuelta al mundo en 30 segundos».
– «Rodearse de profesionales» –
Para el UNFP, saber rodearse bien es una cuestiones que aborda en su gira anual por los centros de formación.
«Hacemos prevención sobre todo sobre dopaje, apuestas deportivas y sobre el entorno de los jugadores», explica el exfutbolista Guillaume Stéphan.
A petición de los clubes, Guillaume Stéphan presenta un módulo sobre «los riesgos del oficio» para nuevos profesionales o jugadores que están a punto de serlo.
«En un momento dado, son objetivos prioritario para gente con pocos escrúpulos, así que se les pide que tengan cuidado, que desconfíen», explica.
«Es muy complicado porque a veces se tiende a confiar en alguien de la familia, incluso alguien no muy cercano, o en alguien a quien no se conoce desde hace mucho tiempo. En ese momento no se imagina que puede haber problemas de chantaje y de dinero», afirma.
¿Sus consejos? «Rodearse de profesionales, de personas que actúen en la legalidad, ya sean agentes, aseguradores, abogados, gestores de patrimonio. Es decir, personas que tienen derecho a efectuar la función que corresponde al servicio prestado».
Ante la angustia que pueden sufrir al respecto algunos futbolistas, el sindicato francés ha abierto un dispositivo de ayuda psicológica, con un número telefónico de ayuda a jugadores con dificultades o problemas de depresión o adicción.
AFP