«Maradona nos daba una motivación extra. Mirabas para el banco y estaba Diego ahí y si le regalabas una victoria, él se ponía muy feliz», cuenta Eric Ramírez, delantero del club argentino Gimnasia y Esgrima La Plata, la última morada del legendario futbolista fallecido hace un año.
Ramírez, de 25 años, sigue jugando en la primera de Gimnasia. Entrena con sus compañeros en Estancia Chica, un inmenso predio de ese club y donde Diego Maradona sigue reinando desde un enorme mural.
Una sonrisa ilumina el rostro del joven atacante cuando habla del capitán del seleccionado campeón del mundo en México-1986 al que tuvo como director técnico entre septiembre de 2019 y marzo del 2020, fecha en que Argentina entró en confinamiento por el covid y Maradona debió aislarse.
«Fue una experiencia única, soy un privilegiado», insiste Ramírez cuyo rendimiento mejoró. «Me ayudó a no definir rápido, a tomarme un tiempo para encontrar bien el disparo», cuenta. El joven conserva las imágenes del abrazo que se dio con Maradona aquel día que anotó su primer gol para Gimnasia ante Aldosivi.
– «Nunca agachar la cabeza» –
«Diego nos transmitía la garra (coraje) de nunca agachar la cabeza», dice Nicolás ‘Tanque’ Contín, otro delantero de 25 años, que no puede entrenar por una reciente lesión.
Es oriundo de Caacatí, un pequeño pueblo de Corrientes, la provincia natal de Doña Tota y Don Diego, los padres de Maradona.
«Hablábamos de la familia, del pueblo, de la pesca, de Corrientes porque sabía que era importante para él por sus viejos. Siempre compartíamos eso y voy a estar agradecido toda la vida», evoca secándose una lágrima.
Contín fue uno de los tocados por la varita maradoniana. «Diego llegó y fue como algo en mi vida que cambió. Me dio oportunidad de poder jugar y en ese partido hice goles y fue un nuevo comienzo en mi carrera», cuenta a la AFP.
Exhibe orgulloso un Maradona tatuado en su brazo. «El ya sabía que le quedaba poco (tiempo). Una vez Diego me dijo: ‘Vos Tanque, pedime lo que quieras que te lo voy a dar’, porque él no se iba a llevar nada a su tumba», recuerda.
– Vuelta a casa –
El 8 de septiembre de 2019, Diego Maradona fue presentado como entrenador de Gimnasia, un histórico y modesto club argentino de primera división fundado en 1887. El equipo que luchaba por no descender le abrió las puertas para el regreso del ídolo al país. La noticia provocó un revuelo mundial.
En el club «fue una revolución terrible», dice Leonardo Sánchez, encargado del estadio ubicado en el bosque de La Plata, 60 km al sur de Buenos Aires.
Aquel día un emocionado Maradona se sinceraba: «Yo necesitaba en uno de mis últimos años estar en mi país, y después veré qué hago», dijo tras ser recibido por 20.000 fanáticos, entre ellos los 3.000 hinchas que se asociaron al club por él. Su anterior destino había sido el Sinaloa de México.
En los alrededores del estadio platense se conservan numerosos murales con el rostro o la figura de Maradona. En las tribunas un enorme ’10bo’ pintado en azul superpone el ’10’ con el ‘Lobo’, el apodo de Gimnasia. El imponente trono desde donde Diego dirigía, quedó allí a resguardo con destino de museo.
En una pared al borde de la cancha, un grafiti con su imagen evoca el día de la presentación. Debajo un cartel explicita: «8 de septiembre de 2019. Diego Armando Maradona pisa por primera vez su templo definitivo».
En esos seis meses con Maradona al frente, Gimnasia jugó 21 partidos, con 8 triunfos, 4 empates y 9 derrotas, suficientes para que Diego fuera aplaudido en cada cancha que visitaba. El último gran reconocimiento lo vivió en la mítica Bombonera el 7 de marzo de 2020 al enfrentarse Gimnasia con su amado Boca Juniors, en el último partido antes del confinamiento.
«Sin saberlo se hizo una despedida en cada cancha que él estuvo. En cada cancha fue ovacionado y se le hizo el reconocimiento que él tanto merecía. En cada partido Diegooo, Diegooo», dijo a la AFP Nano Oliver, hincha fanático del ‘Lobo’, de 50 años.
Mentor de una filial Maradona de socios de su club, Nano exhibe las enormes banderas hechas para el ídolo: «Diego decía que el olor a césped lo hacía sentir bien y Gimnasia le abrió la puerta para que él sea feliz», recuerda.
El césped de la cancha de Gimnasia está bien verde y recién fertilizado. Es el último que pisó Maradona, cuando ya con serias dificultades para caminar y hablar fue llevado en medio de la pandemia para un fallido festejo por su cumpleaños 60, el 30 de octubre de 2020, 26 días antes de su muerte.
AFP