Durante estos días muchas personas han buscado un refugio en el deporte, y es que además de ejercitarse y tener un beneficio para su salud, resulta ser una actividad de distracción y desahogo individual o colectiva ante el encierro.
Sin embargo, expertos en el área resaltan que la mucosa generada mientras las pulsaciones se elevan y la respiración se agita sería mayor de la que es habitual, generando así dificultades en la respiración y pudiendo causar entonces una sensación de asfixia.
Según un estudio realizado por la Universidad de Stanford hace unos meses, que investigaba los efectos que provocan las mascarillas quirúrgicas para ver si su uso prolongado podía ser útil para la aclimatación a la altura, como ya ocurre con las mascarillas de hipoxia. El resultado fue negativo. «Ejercitarte con una mascarilla crea un microclima húmedo y caluroso en tu cara, una mini-sauna», comentaba Grant Lipman, encargado de la investigación.
Otro experto, de hecho, señalaba que esa incomodidad generada por las mascarillas durante la práctica deportiva anulaba su efecto, porque se tendía a tocarlas con las manos y un último añadía que al humidificarse por culpa de la saliva y las segregaciones nasales las mascarillas pueden perder su efecto.