Al menos 16 personas murieron el miércoles en Afganistán en cuatro atentados con bomba, tres de ellos contra minibuses en Mazar-i-Sharif (norte) y uno contra una mezquita en Kabul, anunciaron las autoridades.
Los atentados contra los tres minibuses fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado islámico (EI).
«Las bombas fueron colocadas a bordo de tres minibuses en diferentes barrios de la ciudad», declaró a AFP el portavoz de la policía provincial de Balj, Asif Waziri.
Al menos diez personas murieron y quince resultaron heridas en estos tres ataques, según la policía y los servicios de salud.
«Los soldados del califato hicieron explotar dos bombas colocadas en dos buses (…) y una tercera bomba en un tercer bus», indicó EI a través de Telegram.
Según Najibullah Tawana, responsable del servicio de salud de Balj, tres mujeres figuran entre los diez muertos en las explosiones de los minibuses.
– Atentado en Kabul –
Otro atentado con bomba el miércoles por la noche golpeó una mezquita en la capital, Kabul, y mató al menos a seis personas e hirió a otras 18, según un último balance divulgado por el portavoz policial en la capital, Khalid Zadran.
Tras el atentado, testigos en Kabul vieron varias ambulancias circulando a toda velocidad hacia el lugar de la explosión, que no ha sido reivindicada hasta el momento.
El ministerio del Interior señaló que la bomba había sido colocada en el interior de un ventilador de la mezquita.
El número de atentados disminuyó en el país desde que los talibanes tomaron el poder en agosto, pero una serie de ataques con bomba, en los que murieron decenas de personas, golpearon el país a finales de abril, durante el mes santo del Ramadán.
Varios de estos ataques fueron reivindicados por la rama en el país del EI, el Estado Islámico del Khorasán (EI-K), un movimiento sunita radical como los talibanes, pero fuertemente enemistado con ellos.
Sus acciones se han dirigido habitualmente contra la minoría chiita hazara, considerada hereje por el EI, pero también contra otros colectivos.
«Estos ataques dirigidos específicamente a miembros de las comunidades chiita hazara y sufíes (…) reflejan elementos de una política organizada, que lleva el sello de crímenes contra la humanidad», declaró el jueves en Kabul Richard Bennett, relator especial de la ONU para los derechos humanos en Afganistán.
Bennett pidió una investigación sobre los atentados al concluir una visita a Afganistán, donde se reunió con varios funcionarios talibanes. También visitó algunos de los lugares atacados recientemente.
Los talibanes han incrementado su cerco contra la rama regional del grupo, con numerosas redadas y detenciones de cientos de presuntos seguidores.
Aunque los dirigentes afganos aseguran desde hace meses haber vencido al EI-K, los analistas estiman que este grupo sigue siendo el principal desafío de seguridad para el país.
AFP