Al menos 44 personas murieron y decenas quedaron heridas el domingo en el noroeste de Pakistán por la explosión de una bomba durante un mitin organizado por un partido islámico, informaron las autoridades.
El ataque iba dirigido contra el partido religioso conservador Jamiat Ulema-e-Islam (JUI-F), que celebró una asamblea bajo una carpa a la que asistieron más de 400 miembros y simpatizantes en la ciudad de Jar, cerca de la frontera con Afganistán.
«La carpa colapsó por un lado, dejando atrapadas a personas que buscaron escapar de forma desesperada», contó Abdulá Jan. «Hubo una confusión total, había carne humana, restos de extremidades esparcidas y cadáveres», relató el testigo.
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Sabeeh Ulá, un simpatizante del partido de 24 años, dijo sufrió una fractura del brazo debido a la explosión.
«Me encontré tirado junto a una persona que había perdido sus piernas, el aire estaba intoxicado con el olor de la carne humana», contó a AFP por teléfono.
Riaz Anwar, delegado del Ministerio de Salud en la provincia de Jaiber Pastunjuá indicó que hay 44 muertos y más de 100 heridos.
«Fue un atentado suicida y el atacante se hizo explotar cerca del escenario», dijo el funcionario a AFP.
Las imágenes del lugar de la explosión que circulan en las redes sociales muestran cuerpos esparcidos y voluntarios ayudando a las víctimas ensangrentadas a subir a las ambulancias.
La Asamblea Nacional de Pakistán va a disolverse en las próximas semanas, antes de las elecciones previstas para octubre o noviembre, y los partidos políticos están en campaña.
SENSACIÓN DE INESTABILIDAD
Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad del ataque, pero el brazo local del grupo Estado Islámico (EI) ha llevado a cabo recientemente ataques contra JUI-F.
El año pasado, el EI dijo que estaba detrás de los ataques violentos contra los eruditos religiosos afiliados al partido, que tiene una enorme red de mezquitas y escuelas en el norte y el oeste del país.
El grupo yihadista acusa a JUI-F de hipocresía por ser un grupo islámico religioso que ha apoyado a sucesivos gobiernos y a los militares.
En Pakistán ha habido un importante aumento en los ataques desde que los talibanes afganos volvieron al poder en Kabul en 2021.
El grupo talibán local de Pakistán, Tehreek–e-Taliban Pakistán, ha dirigido sus operaciones contra los funcionarios de seguridad y agentes de la policía.
En enero, un atacante suicida vinculado a los talibanes de Pakistán se inmoló en una mezquita dentro de un recinto policial en la ciudad noroccidental de Peshawar, matando a más de 80 agentes.
Los ataques se han centrado en las regiones que limitan con Afganistán. Islamabad alega que algunos están siendo planeados en suelo afgano, una acusación que Kabul niega.
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Los analistas dicen que combatientes en las zonas tribales adyacentes a Peshawar y en la frontera con Afganistán han ganado fuerza desde el regreso al poder de los talibanes en Kabul.
«Esto forma parte de la violencia terrorista que parece estar en aumento en Pakistán antes de las elecciones para crear una sensación de inestabilidad que podría llevar un aplazamiento de las elecciones», explicó Imtiaz Gul, director ejecutivo del Centro de Investigación y Estudios de Seguridad, con sede en Islamabad.
El portavoz del gobierno afgano, Zabihulá Mujahid, condenó el ataque y expresó «su más sentido pésame con las familias afectadas».