Los alcaldes de Francia llamaron a concentrarse este lunes ante los ayuntamientos para expresar su oposición a la ola actual de violencia urbana, que parece remitir tras casi una semana de disturbios nocturnos.
Este llamado a «una movilización cívica de ciudadanos en pos de un regreso al orden» se produjo después que en la madrugada del domingo se atacara con un vehículo el domicilio de un alcalde de la región parisina.
«Los graves disturbios» desde el 27 de junio «están atacando con extrema violencia símbolos republicanos como ayuntamientos, escuelas, bibliotecas, la policía municipal», subrayan los regidores.
Los disturbios estallaron el martes por la noche tras la muerte de Nahel, un joven de 17 años a quien un policía le disparó a quemarropa durante un control de tránsito. Un vídeo captó el momento del drama.
Tras cinco noches de violencia urbana, en la última se redujo el número de detenidos a 157, frente a los 400 de la noche anterior, según el ministerio del Interior, y tampoco se registraron incidentes de envergadura.
Un bombero de 24 años perdió la vida cuando intentaba sofocar un incendio de vehículos en un aparcamiento subterráneo en las afueras de París, pero por ahora no se estableció ningún vínculo con los disturbios.
Las autoridades informaron además de tres heridos entre las fuerzas del orden, 352 fuegos registrados en las calles y 297 vehículos incendiados. También se atacaron una comisaría de policía y un cuartel de la gendarmería.
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Para expresar el rechazo, todos los ayuntamientos de Francia deben hacer sonar sus sirenas a mediodía (10H00 GMT), según la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF).
El presidente francés, Emmanuel Macron, que anuló este fin de semana una visita de Estado a Alemania, recibe este lunes a los presidentes de las dos cámaras del Parlamento.
El martes, recibirá a 220 alcaldes de localidades que vivieron disturbios. Su primera ministra, Élisabeth Borne, les prometió ya «la mayor firmeza» en la aplicación de sanciones.
– «Dejar de vandalizar» –
Para muchos políticos, se cruzó una línea roja con el ataque al domicilio del alcalde derechista de L’Haÿ-les-Roses (10 kilómetros al sur de París), Vincent Jeanbrun.
Jeanbrun estaba en la alcaldía en el momento de los hechos, mientras que su esposa tuvo que huir de la casa junto a sus dos hijos, fracturándose la tibia. La justicia lo investiga como un «intento de asesinato».
«Querían quemar la casa» y cuando «se dieron cuenta de que había alguien dentro, lejos de detenerse, lanzaron una tanda de morteros pirotécnicos», dijo Jeanbrun al canal de televisión TF1.
La abuela de Nahel lanzó por su parte un llamado a «dejar de vandalizar». «Que no rompan escaparates, que no destrocen escuelas, autobuses (…) Son madres las que usan el autobús», dijo Nadia a la cadena BFMTV.
La violencia en Francia, que será sede este año del Mundial de Rugby y en 2024 de los Juegos Olímpicos, preocupa en el extranjero. Varios países aconsejaron a sus ciudadanos no viajar a las zonas de los disturbios.
La violencia y la ira los jóvenes de los barrios populares recuerdan los disturbios que sacudieron Francia en 2005, después de la muerte de dos adolescentes perseguidos por la policía.
Ese año, en tres semanas, se destruyeron 10.000 vehículos, se incendiaron más de 200 edificios públicos y se detuvo a unas 5.200 personas.
AFP