El derrumbe de un puente en Pittsburgh antes de su llegada, dio el viernes al presidente Joe Biden el telón de fondo a su visita a esa ciudad para promover sus proyectos en infraestructura y tonificar su popularidad.
«Es increíble», dijo Biden ante los restos cubiertos de nieve del puente que colapsara horas antes de su largamente planeada visita.
El derrumbe no causó muertos. Tres heridos, cuyas vidas no corren peligro, fueron llevados al hospital, precisaron los servicios de emergencia de esta ciudad, la segunda más grande del estado de Pensilvania (este) después de Filadelfia.
«Es un milagro, señor presidente», expresó un miembro de un equipo de intervención y rescate.
«Realmente lo es», respondió el mandatario, con una grúa de fondo. «Hay más puentes en Pittsburgh que en cualquier otra ciudad del mundo», indicó el demócrata. «Vamos a repararlos todos».
Según la Casa Blanca, Biden quiere «reforzar las cadenas logísticas del país, redinamizar el sector industrial, crear empleos bien pagados y protegidos por los sindicatos y construir un nuevo Estados Unidos, principalmente gracias a la ley apoyada por los dos partidos sobre las infraestructuras».
– Biden y los puentes –
Es una coincidencia llamativa: el 20 de enero, con motivo de su primer aniversario en la Casa Blanca, Biden elogió esta ley, mientras se proyectaban fotografías de puentes en mal estado sobre un panel.
El enorme plan de gasto en infraestructuras de 1,2 billones de dólares aprobado por el Congreso estadounidense a finales del año pasado, y que incluso recibió algunos votos de la oposición republicana, es uno de los pocos éxitos importantes hasta la fecha del presidente demócrata.
Con un índice de popularidad entre la opinión pública de en torno al 40%, Biden ha decidido acercarse más a la población este año en el que las elecciones legislativas de medio mandato pueden costarle su estrecha mayoría parlamentaria.
Después de haberse pasado un año prometiendo vastos cambios económicos y sociales en Estados Unidos, la Casa Blanca se vio obligada a reducir sus ambiciones. Y también a adaptar su forma de comunicar ante los estadounidenses que luchan contra una inflación histórica y una nueva ola de la pandemia.
En este contexto los grandes proyectos del presidente parecen muy alejados de sus preocupaciones cotidianas.
Tras la ley de infraestructuras, y a falta de haber podido aprobar una normativa social muy ambiciosa de 1,7 billones de dólares, el presidente busca salvar al menos algunas reformas, como las ayudas para el cuidado de los niños o el gasto para la transición energética.
También publicó el viernes otro texto en preparación, que pretende hacer a Estados Unidos más competitivo frente a China localizando en el territorio estadounidense la fabricación de productos esenciales para la actividad industrial, como los semiconductores.
Observando que Estados Unidos sólo se encuentra en el noveno lugar mundial en términos de inversión en investigación y desarrollo, dijo al recorrer una antigua acería convertida en un centro de ingeniería y robótica: «podemos y debemos cambiar esta trayectoria. Ahora tenemos la oportunidad» en el Congreso.
El proyecto de ley en cuestión, la «America COMPETES act», debatiéndose en la Cámara de Representantes, prevé entre otras cosas 52.000 millones de dólares para revitalizar la industria estadounidense de semiconductores.
En junio, un texto similar fue aprobado en el Senado, votado por los representantes electos de ambos partidos, una rareza en tiempos de oposición partidista exacerbada en Estados Unidos.
AFP