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ARMANDO.INFO: El miedo es lo que se ve desde la torre de control de Maiquetía

Desde hace cuatro años todos los trabajadores de la torre de control del aeropuerto de Maiquetía, el principal de Venezuela, que sirve a la ciudad de Caracas, son monitoreados por cámaras de televisión las 24 horas del día, los siete días de la semana.

Por el afán de vigilancia, cercano al espionaje, podría decirse que es algo que emula al Gran Hermano de la novela 1984 de George Orwell. Aunque por el despliegue de cámaras, también recuerda al reality show homónimo y su mecánica de concurso, con penitencias, participantes eliminados e intrigas internas.

En la sala de control del sistema están los directivos tanto del aeropuerto como del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), todos militares. No solo dominan las consolas sino que imponen reglas arbitrarias que, por lo visto, no son iguales para todos. También ha quedado expuesta su finalidad, que no es la seguridad sino el amedrentamiento.

La vigilancia por video no es el único anillo de seguridad. Una red de informantes y delatores se ha constituido internamente para, al menos, crear un clima constante de persecución, si acaso fallara en revelar conspiraciones y fugas de información. Por último, como en una suerte de muro o fosa perimetral para el escarmiento, se exhiben los casos de dos exempleados del ente aeronáutico que permanecen desde hace dos años prisioneros en los calabozos de la inteligencia militar, a manera de advertencia para aquellos funcionarios que no quieran creer que en Maiquetía la Omertá o Ley del Silencio va en serio.

Precisamente el caso de Derbys Rodríguez y Guillermo González, los dos exempleados, ha funcionado como compendio de todo lo que le puede pasar a quien deba ser castigado, ya no solo con el despido o destitución, por la logia militar que desde hace años controla al aeropuerto de Maiquetía.

El calvario judicial de Rodríguez y González, inadvertido para la opinión pública, entretanto ha servido para cimentar entre el personal aeroportuario la certeza de que todo el sistema de supervisión interna, más que prevenir o desactivar amenazas externas, busca asegurar que no se filtren infidencias desde el interior.

El 20 de mayo de 2020, dos funcionarios de la División General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), vestidos de civil, se presentaron en la torre de control del aeropuerto de Maiquetía, acompañados del general de la Guardia Nacional Bolivariana Carlos Mata Sosa, gerente de Seguridad Aeronáutica del INAC desde el año 2015, y de una mujer, funcionaria del mismo instituto. Avisaron que iban a subir a buscar a un empleado, sin ahondar en explicaciones adicionales.

El joven que buscaban era Guillermo González, quien hoy tiene 25 años de edad. Es un empleado que tenía apenas un año y medio trabajando en el aeropuerto como controlador aéreo. González fue arrastrado a lo que se suponía sería solo una entrevista en la sede del Dgcim en la urbanización Boleíta del noreste de Caracas pero que, tras prolongarse por 12 horas, dio lugar a una detención formal. En ese tiempo los agentes de inteligencia militar lo interrogaron y revisaron los contenidos de su celular y redes sociales.

Los indicios por los que le arrestaron fueron los de tener fotos de aviones guardadas en su celular y que publicó en Twitter, además de mantener conversaciones en WhatsApp con su supervisor, Derbys Rodríguez, en una de las cuales le preguntó si un avión de ayuda humanitaria había aterrizado o no. Al presentarlo en tribunales le imputaron los delitos de terrorismo, asociación para delinquir y revelación de material estratégico del Estado.

Diversas fuentes -hasta con cuatro empleados pudo hablar Armando.info- coinciden en señalar al general Mata Sosa como la eminencia gris detrás del trono en Maiquetía. Nada pasa sin su supervisión. Suya fue la decisión de instalar el circuito cerrado de TV para la vigilancia del personal de la torre de control, así como la de restringir el paso a las instalaciones, que hasta entonces era locación predilecta de pilotos y azafatas para selfies que los mostraban con las pistas del aeropuerto y los aviones estacionados en un segundo plano.

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